@MendozayDiaz

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jueves, 12 de septiembre de 2013

Innovar: lo crucial suelen ser las personas.

Las cambiantes exigencias de los clientes obligan a las empresas a innovar y a adecuarse a las nuevas necesidades. 

Sin embargo, todavía hoy, es común encontrarse con empresas que dicen valorar la innovación pero no innovan… 

“Así nos va bien”, “Nuestro negocio es un commodity”, “Innovar sólo es cosa de emprendedores”, etc.

A los anteriores argumentos también se suele agregar el de “no tenemos los recursos necesarios”. 

Se olvida que para innovar no es imprescindible contar con grandes recursos. 

Además, cuando de innovar se trata, lo crucial suelen ser las personas.

La experiencia y buenas prácticas nos demuestran que es de gran utilidad reflexionar sobre la innovación en nuestra empresa, y preguntarnos si compartimos o no alguno de los anteriores argumentos que, en ocasiones, suelen ser un verdadero freno a la innovación y, por tanto, también un freno al desarrollo futuro de nuestra empresa.

sábado, 7 de septiembre de 2013

#Madrid2020

Me apresuro a escribir y publicar estas líneas antes de que se conozca la decisión del Comité Olímpico Internacional sobre cuál será la sede de los Juegos Olímpicos del año 2020. 

Pues ya se sabe que, como decía la señora Eustasia, quizá parafraseando a Napoleón, “hijo, la derrota es huérfana pero la victoria tiene mil padres”…

Llevo varios días leyendo, con cierto asombro, las encuestas que se están publicando donde, reiteradamente, da igual la empresa demoscópica o el medio de comunicación,  aparece un porcentaje de compatriotas, de en torno al veinticinco por ciento, a quienes, dicen que dicen, que no les gustaría que Madrid fuera la ciudad elegida. 

Con todo el respeto para las opiniones ajenas, yo sí creo que sería bueno para España. 

Unos juegos olímpicos serían un punto de inflexión, un gran empujón a la maltrecha imagen internacional de nuestra querida España, y para la autoestima de muchos españoles que hemos visto cómo en unos pocos años, y por culpa de unos dirigentes sin vergüenza, se ha evaporado el trabajo de varias generaciones, de muchos años, para que España estuviera entre los mejores países del mundo. Un refuerzo para lo que hoy se conoce con la cursi denominación de  “marca España”.

Durante varios años, antes y durante de los juegos, vendrían millones de personas y otros tantos sabrían de nosotros; quizá eso les motivaría a visitarnos, a conocernos y a descubrir a nuestra gente, nuestra riqueza cultural y artística.

Un evento mundial de estas características es una fuente extraordinaria de oportunidades, también económicas.

Inversiones en infraestructuras y todo lo que ello supondría no sólo para las grandes corporaciones, que emplean a miles de trabajadores, sino también para los cientos de miles de pequeños y medianos empresarios, autónomos, que se beneficiarían de las subcontrataciones. 

También supondría trabajo para hoteles, bares, restaurantes, medios de  transporte, etc… 

Conviene no olvidar que “detrás está la gente”, mucha gente que quizá encontraría un trabajo (estoy pensando en esos millones de españoles que andan desempleados), o tendrían la oportunidad de encontrar otro mejor.

Quizá esas personas que no quieren que Madrid sea la elegida están cegadas por su indignación. Muy legítima. Yo la comparto. Pero, una vez más, en estado de cabreo, se confunde más fácilmente la velocidad con el tocino.

A mí también me produce un cierto desazón ver las fotos de los prebostes que nos llegan desde Buenos Aires. Personajes, ellos y ellas, que están desacreditados, achicharrados, como dirigentes sociales y políticos… Pero ese es otro cantar.

Se me revuelven las entrañas de pensar que si Madrid es la ciudad elegida alguno (o alguna…) pudiera salvar su pellejo político.

Hay que saber esperar. Ya llegará la hora de ajustar cuentas, en las próximas elecciones, con nuestro voto, como personas civilizadas.

Mientras tanto, un esfuerzo por ser justos y pensar en el bien común.

Muy especialmente en esos miles de jóvenes deportistas para quienes Madrid 2020 sería una extraordinaria motivación para seguir entrenando y esforzándose por batir nuevas y mejores marcas. 

Hoy se habla mucho que nuestros deportistas tienen prestigio mundial y que, en momentos como los actuales, de vacas flacas, están siendo prácticamente los únicos que todavía despiertan simpatías, en cualquier lugar del mundo, como representantes de España.

No olvidemos que antes de Barcelona 92 nuestro deporte era de opereta, y que fue gracias a esos juegos olímpicos, y a su posterior inercia, cuando nuestro deporte nacional empezó a levantar el vuelo y ser de clase mundial.

A mí me encantaría que Madrid fuera la ciudad elegida como sede de los Juegos Olímpicos del año 2020. 

Por el bien de España. 

Ojalá que sea así. Suerte.

¿Bonus o… "malus"?

La coherencia es un valor muy considerado en las personas y en las organizaciones. Que no existan grandes contradicciones entre lo que se dice y lo que se hace. 

Desde hace décadas es bastante común que las organizaciones publiquen declaraciones de principios en las que se afirma que la persona es lo primero, lo más importante, su razón de ser, su recurso más valioso, su mejor ventaja competitiva, bla, bla, bla…

Pero, como decía la señora Eustasía “hijo, del dicho al hecho va un buen trecho”, y a la hora de la verdad, en ocasiones, estas pomposas declaraciones o no se concretan y se quedan en un simple ejercicio de poesía barata o, peor aún, se concretan pero al contrario de lo que con tanta parafernalia se declara...

Actualmente, en las organizaciones, hay personas que están sufriendo las enfermedades de nuestro tiempo como el estrés, la angustia y la depresión. 

A mí, me conmueve escuchar los casos de personas que trabajan en empresas que presumen de su “humanismo” pero que, cuando detectan que alguno de sus colaboradores enfrenta un problema de salud, una crisis personal, los despiden…

Si bien las enfermedades de nuestro tiempo no tienen como causa única y exclusiva a la empresa de quien las padece, sin embargo, la excesiva dedicación que se exige a las personas con respecto a su trabajo, es una de sus principales causas.


Por ello, quien tiene la responsabilidad de dirigir debe preocuparse y ocuparse de aspectos tan fundamentales y tan específicos como el respeto a la jornada de trabajo, las comunicaciones en la empresa, las cargas de trabajo, los sistemas de compensación…; sobre todo, los de compensación variable, los famosos bonos que, después de considerar su impacto en la vida de muchas personas, deberían llamarse “malus” en vez de “bonus”… 

No es un chiste fácil, hablo y escribo desde mi experiencia. 

He visto como muchas personas han perdido su salud, su familia, su matrimonio, su vida… por lograr un dinero adicional. 

Y no seré yo quien responsabilice a la empresa o a su sistema de compensaciones, de los problemas de su gente. 

No, las personas somos libres: siempre. 

Pero la empresa si debe ser “personalmente responsable”, especialmente cuidadosa, a la hora de definir qué objetivos, qué conductas, qué resultados se premian.

martes, 3 de septiembre de 2013

Trabajo en equipo: toma de decisiones.

Cada vez es más común que muchas decisiones se tomen en equipo o, al menos, que quien tiene la responsabilidad final escuche a sus colaboradores antes de decidir.

Es muy recomendable que, si va a participar en la discusión de un tema, antes, se informe y lo entienda bien.

Mientras esto no ocurra es mejor optar por un papel secundario, si no podría cometer, al menos, estos dos errores.

El primero es que si participa activamente en la discusión de un tema sin antes haberlo preparado, es muy probable que entorpezca el trabajo del equipo en su búsqueda de la mejor decisión.

El segundo error es que, al participar en el debate con opiniones de escaso fundamento, usted no está haciendo un buen trabajo para su empresa, está siendo desleal con sus compañeros, les está haciendo perder el tiempo y, si este tipo de actitudes son frecuentes, más temprano que tarde, todos (jefes, compañeros, subordinados…) se percatarán de ello.

Tan grave como los errores anteriores sería no decir, oportunamente, algo que usted sabe que, con seguridad, sería una aportación valiosa para tomar una buena decisión.

Si tiene la responsabilidad de dirigir, escuche a sus dirigidos, dedíqueles tiempo, para así mejor comprender sus planteamientos.

Quizá una de las cosas que más valora y agradece un colaborador es sentirse escuchado por su jefe.

Ya sé que no tiene tiempo… Quien tiene la responsabilidad de dirigir debe esforzarse, especialmente, por aprovechar mejor su tiempo para, así, poder estar más cerca de sus colaboradores y de sus clientes.

sábado, 31 de agosto de 2013

La imagen vende, las buenas costumbres venden mucho más.

Sigo con interés el trabajo de mi amiga Beth Borés, excelente consultora de imagen y mejor persona, a través de su página www.personalimagecompany.com 

En unas de sus publicaciones se preguntaba si la etiqueta estaba pasada de moda... o no.

He conocido a directivos de organizaciones y empresarios de éxito que adolecen de una buena educación, de buenas maneras, de buenas costumbres.

El protocolo es la técnica de hacer bien las cosas y el conjunto de normas y usos que nos dicen cómo actuar. 

Una técnica que, como tal, se aprende.

Una preocupación humana, desde antiguo. El famoso Confucio, quinientos años antes del nacimiento de Cristo, ya destacaba su importancia en las relaciones humanas.

Un negocio puede no concretarse por falta de tacto en una conversación o por desconocimiento de las costumbres de un país. O por no saber comportarse en una comida de negocios….

En una ocasión estuve en París, con unos compañeros, para negociar con una multinacional francesa la distribución regional exclusiva de sus productos de belleza. 

Parte del proceso era una comida con el dueño, un personaje con aires de auténtico príncipe del Renacimiento, de modales exquisitos, versallescos… Nos invitó a comer en un exclusivo restaurante y como entrada nos sirvieron unos mariscos. 

Antes de pasar al siguiente plato, los camareros dejaron al lado de cada uno de nosotros un recipiente con agua y limón, para lavarnos delicadamente los dedos y que no olieran a marisco…una práctica bastante conocida (al menos eso creía yo…), norma básica de urbanidad en la mesa. 

Bien, pues uno de mis colegas, cogió el recipiente y se bebió el agua… El francés casi se conmociona… No pudo disimular su desagrado e incomodidad. 

A partir de ese momento la negociación, que iba muy bien encaminada, se torció, y costó meses reconducirla.

Tiempo después, y una vez firmado el contrato, uno de los directivos de esa multinacional francesa me confió las serias dudas del dueño sobre si entregar o no sus preciados productos, en manos de una empresa que tiene entre sus directivos de primera línea “a un gañán como ése…” Fin de la cita… 

Cada vez que nos vemos o hablamos, nos seguimos riendo recordando esta anécdota; pero, entonces, no me hizo ninguna gracia, al contrario…; estuvimos a punto de perder un excelente negocio por un detalle, aparentemente, menor. 

Un caso para reflexionar. El acuerdo estuvo a punto de fracasar pero no, como es habitual, por el precio, o la duración de la exclusividad, sino por… cualquiera lo diría. 


Una vez más, la importancia de cuidar los detalles, la cosas pequeñas, en las relaciones humanas.

Cosas de protocolo que, a muchos, se les escapa, a veces por ignorancia y otras por el curioso convencimiento de entender que la buena educación está reñida con la modernidad…

Aunque la mayoría de las normas de protocolo son universales, cada país tiene las suyas y hay que conocerlas para facilitar el éxito de un negocio.

Muchos extranjeros se extrañan ante errores tan comunes entre los españoles como el habitual tuteo, o ir directamente al grano y hablar de negocios desde el primer momento.

Cuidar nuestra imagen es fundamental. Una imagen que implica no sólo llevar la vestimenta adecuada sino comportarse correctamente en un cóctel o en una comida de trabajo.

La puntualidad, la cortesía o cómo saludar son algunos aspectos a cuidar especialmente. 

El saludo es el primer contacto físico con la otra persona; por tanto, hay que cuidar cómo estrechamos la mano. Una persona segura estrecha francamente su mano. Dar la mano como si fuera una merluza muerta, o como si fuera una tenaza, suelen ser muestras de mala educación.

La urbanidad se puede aprender siempre, aunque facilita las cosas si los aspectos básicos se vivieron desde pequeños.

Cuando no tengamos claro qué hacer, actuar con naturalidad es siempre mejor que adoptar una postura acartonada, estereotipada, rígida.

En conclusión,  la imagen vende y las buenas costumbres venden mucho más. 

O como decía la señora Eustasia (parafrasenado a Serrat): "hijo, el hábito no hace al monje...pero da el pego".

miércoles, 28 de agosto de 2013

Trabajar mejor.

En España, tenemos que aprender a trabajar más en menos tiempo, porque somos los que más tiempo dedicamos al trabajo y, sin embargo, no estamos en los primeros puestos de productividad.


El valor necesario para ello probablemente sea el del compromiso: ya no basta con que una persona esté motivada para trabajar, sino que también hace falta que lo esté para mejorar.

Otro aspecto a considerar es no confundir trabajo con presencia. 

Hoy, gracias a las tecnologías, es posible trabajar desde lugares muy distintos.

no olvidemos  que, en los procesos de selección, se tienen muy en cuenta los aspectos extra laborales. 

Es decir, el curriculum vitae también debe hacer referencia a la vida, no sólo al trabajo.

sábado, 24 de agosto de 2013

Tanto cobras...¿tanto vales?

Familia y trabajo son dos ámbitos de desarrollo humano y profesional que se enriquecen mutuamente, pero no hay que olvidar que el trabajo es instrumental para la familia, y no la familia instrumental para el trabajo. 


Ambos, hombre y mujer, tienen que priorizar su hogar como su primera empresa, no sólo en su cabeza y en su corazón, sino también en su agenda diaria. 

Si no es así, como el trabajo es más rígido, con objetivos, incentivos o sanciones a corto plazo, y la familia más flexible y comprensiva, al final el deseable equilibrio entre trabajo y familia se quiebra en contra de la familia…

El trabajo es como un gas que se mete en todas las grietas que dejamos en nuestra vida, y que acaba llenándolo todo si no ponemos muros de contención.

Otro factor que contribuye a la situación de confusión actual es el mismo concepto de trabajo. 

A veces, se exalta el trabajo remunerado como único indicador de la valía de una persona: tanto cobras, tanto vales. 

Es preciso superar esta visión economicista que sólo valora lo que se puede cuantificar y lo que se remunera, y que ha influido en gran medida en la progresiva devaluación de los trabajos domésticos y de cuidado de personas, una cuenta cuyo valor económico de mercado, si se tuviera en cuenta, haría que el PIB de España aumentara en torno a un cuarenta por ciento.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Más sobre colaboradores.

Uno de los requisitos para que una persona trabaje bien es que tenga claro en qué consiste su contribución… Sí, algo tan simple como esto…A veces lo damos por supuesto, y no siempre es así.

La persona debe conocer los detalles de las tareas que debe realizar, cómo relacionarse con el equipo, qué se espera de su trabajo…Esta es la primera y más importante responsabilidad de su jefe directo.

Además, quien tenga la responsabilidad de dirigir personas debe concretar con sus colaboradores objetivos estimulantes, alcanzables, precisos y medibles. 

Esta buena práctica facilita que las personas concentren sus energías en lograr los objetivos acordados, trabajen mejor y alcancen un alto desempeño.

Valorar a la persona es otro factor importante. 


Esto no significa sólo tratarle con el respeto que merece toda persona, independientemente de su posición jerárquica. 

Un colaborador se siente especialmente valorado cuando sus opiniones son escuchadas y consideradas por quien tiene la responsabilidad de tomar las decisiones. 

Y también se siente especialmente valorado cuando, en los asuntos de su competencia, se le da libertad para elegir la solución que considere mejor.

Las personas necesitamos a otras personas para nuestro pleno desarrollo. 

Esto es así en la empresa y fuera de ella. 

En la empresa, esta interrelación, se puede facilitar cuidando las reuniones de trabajo, institucionalizando los momentos de retroalimentación, garantizando la equidad de los sistemas de compensación.

Y sobre todo, cercanía. 

Quien tiene la responsabilidad de dirigir tiene que estar visible y ser accesible para sus colaboradores. La rigidez crea distancia. 

Una buena comunicación siempre se ve recompensada con mejores resultados.

lunes, 19 de agosto de 2013

Colaboradores.

Las vacaciones de verano son, en general, buenas oportunidades para detenerse, revisar el camino recorrido y definir los próximos pasos. Los de nuestras organizaciones, y los nuestros… Nosotros primero, siempre.

El logro de las metas de las empresas dependen del grado de compromiso de las personas que en ellas colaboran, más allá de la responsabilidad que desempeñen en la organización. 

Por tanto, para un directivo es prioritario contar con un equipo de personas, conocedoras de su trabajo, esforzadas en hacerlo bien, con ganas e ilusión por lograr los objetivos. En definitiva, de un equipo de colaboradores.

Una actitud formada en el esfuerzo por hacer las cosas bien supone un buen antídoto para superar los circunstanciales estados de ánimo. 

La voluntad se puede entrenar, y eso depende de cada uno de nosotros. 

Ese entrenamiento de la voluntad se logra a base de pequeños vencimientos, de pequeños esfuerzos, del logro de metas, que comienzan siendo pequeñas y, una vez educada nuestra voluntad, pueden superar todas las expectativas.

Esforzarnos, insistir en lograr lo que nos cuesta engrandece y fortalece nuestra voluntad. Lo más difícil suele ser el compromiso con lo pequeño, con lo menos importante, con lo que suele pasar inadvertido ante los demás… 

Los buenos colaboradores que he conocido (y he tenido la suerte de conocer a muchos) son personas que se preocupan y ocupan de los detalles, de hacer bien las cosas pequeñas, con el mismo interés y esfuerzo con el que atienden los grandes asuntos de sus vidas.


Una voluntad entrenada para hacer las cosas bien se manifiesta en propósitos firmes y un ánimo superior para enfrentar las contrariedades.

Estas son algunas de las diferencias entre un empleado y un colaborador.

Aparentemente es igual, pero no es lo mismo… Ese plus es el que marca la diferencia, y una diferencia que no es menor. 

Las organizaciones de alto desempeño se definen por ser organizaciones de colaboradores.

domingo, 18 de agosto de 2013

"José Ortega y Gasset, diputado".

Vivir en León tiene muchas ventajas. Una de ellas es que tiene buenas librerías -como la Librería Universitaria- donde encuentro libros inspiradores. 

Ortega y Gasset es uno de mis escritores favoritos desde que en COU (hoy Segundo de Bachiller… yo soy de la “generación EGB”…) leí “La España invertebrada”.

Hijo, nieto, sobrino, primo y hermano de diputados. De familia culta, preocupada por la política pero también por el saber, el arte, la cultura.

Un filósofo que hacía filosofía desde las páginas de los periódicos. 

Una original fórmula que dotaba a su pensamiento filosófico de la frescura de la actualidad. Artículos breves, sugestivos, contundentes. 

Un estilo literario atractivo, cautivador. 

Una especie de pedagogo público, según Ángel Valero Lumbreras, doctor y catedrático de Filosofía, y autor del libro “José Ortega y Gasset, diputado”.


Ortega se inició en la militancia partidista en la primera década del siglo pasado, incorporándose al proyecto reformista de Melquidades Álvarez, una alternativa al régimen bipartidista de la Restauración. Ahí coincidió con Manuel Azaña y Fernando De los Ríos, y los tres se reencontrarían en las Cortes Constituyentes de 1931 pero en organizaciones políticas distintas.

Intentó transformar el viejo liberalismo español en un liberalismo social de matriz socialdemócrata, en línea con el pensamiento de Hermann Cohen, su maestro alemán.

Fundó la Agrupación al Servicio de la República con otros intelectuales no afiliados a partidos políticos como Gregorio Marañón o Ramón Pérez de Ayala. Y así concurrió a las elecciones constituyentes de 1931 siendo elegido diputado por León.

El Profesor Valero, en su libro, se enfoca en el análisis de los siete discursos pronunciados por Ortega durante las sesiones parlamentarias de 1931 y 1932. En ellos, básicamente, reivindica las virtudes republicanas como salida a la crisis de la democracia representativa formal. 

Muchos de sus planteamientos todavía hoy son de actualidad como su propuesta de suprimir el Senado que consideraba anacrónico y denominaba, con cierto gracejo, la “quinta pata del carro”...; o el régimen fiscal de las herencias, o su precisa y brillante lección de filosofía y derecho político acerca del significado de federalismo y autonomía.

Sus intervenciones eran verdaderos aldabonazos, llamadas a mantener la autenticidad de la República, lejos de extremismos y radicalismos excluyentes. 

Una de sus principales propuestas era regenerar España a través de la educación. 

Quizá, para mejor comprender su propuesta, conviene situarla en su contexto. 

En esos años, en Barcelona, por ejemplo, ciudad que entonces tenía un millón de habitantes, había sólo un instituto de bachillerato, cuando en Alemania, en una ciudad equivalente, había cuarenta, o en Francia, catorce. 

Defendió ideas que entusiasmaban. Ideas claras sobre lo que debía hacerse. Invitaba a pensar en grande. 

Para José Ortega y Gasset la política es, ante todo, dibujar atractivos, animadores horizontes de mejoramiento cívico.

Y, además, leer sus discursos ha sido una oportunidad para conocer y aprender nuevas palabras, de saborear, una vez más, la riqueza de nuestra lengua. Ahí van algunas: azacanado, congruo, dintorno, epiceno, hiperestesia, abstrusa, ingurgitar, eutrapelia…

En fin, propuestas políticas, de José Ortega y Gasset, que invitan a mejorar; motivadoras y, todavía hoy, actuales. 

Con la que está cayendo, esta lectura me ha resultado muy gratificante, me ha rescatado del asfixiante pesimismo del momento sobre las posibilidades de una auténtica regeneración social. 

Y es que, como decía la señora Eustasia, “hijo, el que no se consuela es porque no quiere”.

jueves, 15 de agosto de 2013

Pornografía en internet.

Hace unos días, el primer ministro británico, David Cameron, propuso universalizar los filtros para menores que ya se incluyen en navegadores y buscadores, y extenderlos a todos los ordenadores de Reino Unido, tengan la edad que tengan sus propietarios. 

En la práctica supondrá que los ciudadanos que quieran consumir porno tendrán que solicitarlo explícitamente a su proveedor, es decir, identificarse para que le desactiven el filtro.

Cameron justificó su propuesta como un paso contra la negativa influencia de la pornografía en la formación de los niños, y con el fin de proteger a nuestros menores de los abusos sexuales. Es la respuesta de su gobierno al debate suscitado en el país a raíz de la muerte de dos niños cuyos asesinos eran asiduos a la pornografía infantil.

Estas nuevas medidas contra la pornografía contienen otras modificaciones, como la de hacer una lista de términos pornográficos que no den resultados en buscadores. 

Cameron puso un ejemplo: si alguien teclea la palabra niño y la palabra sexo el buscador aconsejará al internauta algo similar a esto, “¿te refieres a educación sexual para niños?”.

Las empresas y organizaciones con intereses económicos en juego ya han comenzado a reaccionar.

Argumentos… tantos como gustos y colores.

Hay empresas de buscadores que proclaman el derecho de sus usuarios a teclear cualquier palabra y aseguró que la propuesta atenta contra los derechos a la intimidad y a la libertad de expresión.

Algún colega al servicio de estos intereses ha afirmado que, si la propuesta de Cameron se concretara en una ley, significaría un serio retroceso a las libertades…


Otros no se andan por las ramas y manifiestan claramente que si se plantearan obstáculos para acceder a páginas webs con contenido adulto (este es el término políticamente correcto con el que se denomina a la pornografía…) puede tener un impacto considerable sobre los beneficios económicos de una industria que es legal… Dinero, dinero, mucho dinero…

No ha faltado quien ha argumentado sobre las dificultades técnicas que conllevaría el desarrollo de estas propuestas.

El mensaje de Cameron ha sido muy claro para estas empresas, ustedes tienen el deber moral de actuar. Si hay obstáculos técnicos para que actúen los motores de búsqueda no deben mantenerse al margen y decir que no se puede. Empleen esos grandes cerebros para ayudar a superar los obstáculos. 

Me parecen muy acertadas las propuestas de David Cameron, pero tengo serias dudas de que se lleguen a concretar en una ley. Hay intereses económicos de muchísimos ceros que podrían verse afectados y este tipo de organizaciones son especialistas en cabildear.

Habrá que esperar hasta el otoño.

domingo, 11 de agosto de 2013

"La verdad sobre el caso Harry Quebert".

No suelo escribir sobre los libros que leo.

Cuando lo hago es porque tratan algún asunto histórico, político o social que considero de interés compartir.

Hay veces que la publicación de un libro se convierte en un acontecimiento, y creo que éste es el caso. 

Se trata de la segunda novela de un joven escritor suizo, Joël Dicker, con orígenes familiares rusos y franceses.



Una novela policiaca y romántica a tres tiempos -1975, 1998 y 2008- acerca del asesinato de una joven de quince años en la pequeña ciudad de Aurora, en New Hampshire.

En 2008, Marcus Goldman, un joven escritor, visita a su mentor -Harry Quebert, autor de una aclamada novela-, y descubre que éste tuvo una relación secreta con Nola Kellergan.

Poco después, Harry es arrestado, acusado de asesinato, al encontrarse el cadáver de Nola enterrado en su jardín. Marcus comienza a investigar y a escribir un libro sobre el caso. Mientras intenta demostrar la inocencia de Harry, una trama de secretos sale a la luz.

La novela intercala los consejos que Quebert da a Marcus sobre cómo escribir un libro.

No es común que un libro reciba de forma tan unánime y simultánea el favor de público y crítica. Lo de casi siempre, hay libros que gustan a los críticos y no a los lectores, y viceversa…

Esta novela ha sido galardonada con el Premio Goncourt des Lycéens, el gran premio de Novela de la Academia Francesa, y el Premio Lire a la mejor novela en lengua francesa. 

Se ha traducido a treinta y cuatro idiomas y ha sido muy comentada en las redes sociales. 

El argumento está muy bien pensado y el misterio no se vislumbra antes de tiempo. Cuando parece que ya estamos en pleno desenlace, el autor nos sorprende con un giro magistral.

Es difícil que un libro de casi setecientas páginas atrape como lo hace éste. Un libro para quienes quieran y puedan engancharse durante horas con una historia…Tiene magnetismo, uno quisiera leerlo sin interrupción.

Recomendable. La novela me ha gustado y la considero muy buena. Su autor tiene el listón muy alto para la siguiente.

Me encantó la portada del libro, el óleo de Edward Hopper, “Portrait of Orleans” (1950). Un cuadro costumbrista que enmarca perfectamente el ambiente de la novela. O así me lo imagino.

viernes, 9 de agosto de 2013

La berlina de Prim.

Recuerdo como si fuera ayer cuando visité por primera vez el Museo del Ejército, entonces junto al Parque del Retiro de Madrid. 

Fue durante el verano de 1977 y fuí de la mano de mi abuelo paterno, en ese tiempo ya jubilado, y estudioso de la historia de España. 

La sala de banderas, la sala de armas con sus cientos de cañones “de verdad”…Quedé impresionado con sus explicaciones sobre la espada del Cid (llamada Tizona) y sobre la historia de Boabdil, último rey árabe de mi Granada natal… 

Había una sala con vehículos militares originales, o réplicas como el Dodge del Almirante Carrero Blanco entonces recientemente asesinado. 

Cuando llegamos ante un coche de caballos, antiguo, elegante, de color verde, mi abuelo me dijo “Ésta es la berlina del General Prim. En el momento en que le dispararon era el político más poderoso de España. Fíjate en las manchas de sangre sobre la tapicería interior, son de verdad…” 

La berlina de Prim. Desde entonces, con doce añitos, se me quedó grabado en mi memoria este nombre y esa imagen. 

Mis profesores no sabían o no contestaban… Me dí cuenta que era un personaje incómodo, olvidado.

Ya en la universidad leí un estudió que había publicado el abogado D. Antonio Pedro Ríus, quien fue Presidente del Consejo General de la Abogacía Española, y oriundo de Reus al igual que el general Prim. Me llamó la atención el dato que comentaba en su investigación, que el sumario constaba de 18.000 folios…

D. Juan Prim y Prats nació en Reus (Tarragona) el 6 de diciembre de 1814. Sin duda, una de las grandes personalidades de la historia de España del siglo XIX. Ilustre militar, protagonista de la revolución de septiembre de 1868, es probable que si no hubiera sido asesinado la democracia hubiera llegado a España un siglo antes. 

Atentaron contra él la tarde del 27 de diciembre de 1870, a bordo de su berlina verde, a su salida del Congreso de los Diputados, la víspera de su viaje a Cartagena para recibir al nuevo rey de España, Amadeo de Saboya.

¿Quién mató a Prim? 

Pues todavía no hay respuesta cierta a esta pregunta, ciento cuarenta y tres años después…Increíble pero cierto. 

No hay ni siquiera acuerdo sobre la causa de su muerte. Todavía se barajan tres hipótesis: que murió tres días después del atentado por las lesiones, que murió en el acto, que fue estrangulado.

El sumario de este asesinato es todo un esperpento. Cambiaron varias veces a los jueces, algunas declaraciones se tomaron tarde y mal, desaparecieron importantes documentos…

El General Prim tenía muchos enemigos y quizá por eso le mataron.

Los revolucionarios de 1868 (de quien Prim había sido dirigente) estaban divididos entre monárquicos y republicanos. A su vez, los monárquicos estaban divididos entre los partidarios de Amadeo de Saboya y los partidarios de los Borbones. Estos a su vez entre isabelinos y carlistas… Por su parte, los republicanos entre centralistas y federalistas… 

Quizá era el único capaz de poner orden en ese guirigay y por ello le mataron.

Hace unos días mi hija estuvo en León y fuimos a pasear hasta la catedral. Me gusta entrar a la plaza por la calle Sierra Pambley porque así aprovecho para mirar el escaparate de la librería Galatea, que suele tener libros de mi interés.


Allí ví el libro de Ian Gibson… “La berlina de Prim”… Me quedé boquiabierto…

Le conté esta historia a mi hija, entró y me lo regaló.

Acabo de leerlo. Lo recomiendo. 

Recuperar la figura del General Prim, volver a considerar su caso, hace justicia a un español injustamente tratado. 

Es muy injusto que, hoy, cuando cualquier cantamañanas tiene una calle, D. Juan Prim y Prats no tiene –como dirían mis amigos mexicanos- ni una pinche placa conmemorativa en el lugar donde atentaron contra él, la entonces calle del Turco actualmente calle Marqués de Cubas, junto al Círculo de Bellas Artes de Madrid.

Como decía la señora Eustasia “Hijo, no te extrañes, para muertos e idos ya no hay amigos”.

lunes, 5 de agosto de 2013

Huertos urbanos.

A la entrada en Pamplona el tren se paró unos minutos y pude observar que también en esta ciudad existen estos huertos de ocio cuya labor supone un entretenimiento para las personas mayores, que suelen ser quienes los cultivan.

La opinión que tengo de esta actividad es buena. Además me recuerda -gratamente- a Juan de quien, por cierto, en estos días, se cumplen años de su fallecimiento.

En León existen desde hace años, en la Candamia, un paraje junto a la orilla del río Torío. Son de titularidad municipal y suponen una excelente iniciativa en favor de los jubilados que realizan una actividad física muy sana, de la que además obtienen productos para su propio consumo familiar.

Me da la impresión que lo pasan bien, porque suelo pasar por allí en mis paseos en bicicleta y veo a abuelos, con los que supongo que serán sus nietos, explicándoles cosas de su huerto. A muchos de ellos les recordará su infancia y las tareas agrícolas que realizaban con sus familiares y paisanos.


Pienso que estas actividades son muy completas porque suponen una vía de escape al ritmo de vida de la ciudad, reducen el estrés, aumentan la autoestima de los mayores, fomentan las relaciones sociales y, en muchos casos, suponen una alternativa de alimentación más saludable y económica.

Juan fue un pionero de todas estas cosas. Le conocí hace más de veinte años. Entonces me llamó la atención que cuando se jubiló, alquiló unos marjales en la vega de Granada, a las afueras de su pueblo. 

Iba todos los días a labrar -así decía él-, esa era la palabra que utilizaba. 

Aprendí mucho de sus explicaciones. En la medida en que aumentaba nuestra confianza y detectaba mi interés, me invitaba con más frecuencia a acompañarle.

Recuerdo cómo me decía que cuidar de la tierra era como cuidar de un hijo que necesitaba de cuidados oportunos, es decir, cuando corresponde… Una vez más, con ganas o sin ellas.

sábado, 3 de agosto de 2013

Hora punta...

El intenso calor de estos días ha hecho que se bata el récord de consumo del año en agua y electricidad. 

Leyendo una noticia sobre este asunto me ha sorprendido conocer que el pico de consumo, concretamente en agua, se está produciendo sobre las cuatro de la madrugada… 

Como que no tenía esa percepción.

No sé, quizá, si me hubieran preguntado, hubiera dicho que durante la mañana, por ser la hora de plena actividad de familias y empresas, o al caer la tarde cuando mucha gente se ducha para refrescarse… Pero nunca hubiera pensado que a las cuatro de la madrugada. 

Dicen que a esta hora, en verano, se registra el pico de consumo, sobre todo, por los sistemas de riego en jardines y la limpieza de las calles.

Hablando de horas punta, me acordé que cuando comenzó a extenderse el uso de las redes sociales entre los jóvenes, asistí a una conferencia donde nos preguntaban a los padres con hijos adolescentes sobre cuál era la hora en la que nosotros pensábamos que internet estaba en su máximo pico de consumo… Unos dijeron que las 13’00 horas en plena actividad empresarial, o quizá sobre las 22’00 horas cuando muchas personas, al final del día, revisan sus mensajes… 

No, nos decía el conferenciante: la red está colapsada, de lunes a viernes, sobre las dos de la madrugada…Plop.


No me lo podía creer. Jamás lo hubiera imaginado. Pero si a esa hora se supone que la mayoría de la gente, y más en invierno, estamos durmiendo…Pues parece que no. Y quizá por ello, el conferenciante, previendo nuestra incredulidad, nos proyectó información detallada de consumos, facilitada por las compañías de telecomunicaciones. 

Las dos de la madrugada…

Durante mucho tiempo después he estado pensando sobre este asunto. 

Ahora me explico muchas cosas. 

Porqué a algunos adolescentes les cuesta tanto madrugar, porqué comentan los profesores que es cada vez más común que muchos de ellos se queden dormidos en clase, porqué duermen siesta… Claro, cómo no, si están hasta las tantas y una conectados a internet bien sea en las redes sociales o viendo lo que vean, cómo van a estar suficientemente descansados para enfrentar un nuevo día.

Definitivamente somos padres, formados en el siglo pasado, quienes tenemos la responsabilidad de educar a nuestros hijos que son…de otro siglo.

A uno le decían a las diez en casa y, una vez dentro, los riesgos quedaban reducidos a la mínima expresión. Pero ahora, es como si –mágicamente- se hubiera modificado  la estructura de nuestro edificio y se hubiera abierto una ventana al mundo, con todo lo bueno y lo malo que tiene ese acceso.

El problema no es la ventana sino que muchos padres todavía no tienen plena consciencia de su existencia. “Fulanita tiene muy buenos hábitos, nada más cenar se va a su habitación a descansar… Yo le insisto, pero fulanita, hija, relájate, quédate con nosotros a ver la televisión, pero nada, ella siempre se va a su cuarto…”. Un primor de disciplina… Y a lo mejor lo es, pero quizá, cada noche, se va puntualmente a su cuarto porque, desde allí, se comunica con el mundo, sin más límites que los que ella se imponga, a través de esa ventana virtual que han abierto en nuestras casas…

En fin que hay que estar al día, bien informado, con los ojos y los oídos bien abiertos, con datos y no con percepciones (es que yo creía, es que yo pensaba…), que no importa lo que tu creas sino lo que es. 

Y hay datos de sobra y numerosas fuentes disponibles para obtenerlos.

En fin, y volviendo a lo de internet, que me estoy alargando más que de costumbre.

Después de meses dándole vueltas a lo del pico de consumo a las dos de la madrugada y su impacto en el descanso de mis hijos, y qué hacer para ayudarles a descansar y que así puedan aprovechar mejor sus días,  llegué a la conclusión que la mejor manera de facilitar todo esto es durmiendo con el modem…que sí, tal cual; que desde ese día, cuando me voy a la cama, desconecto el modem y lo guardo en uno de los cajones de mi mesita noche, hasta el día siguiente.

Y así, como decía la señora Eustasia, “muerto el perro se acabó la rabia”.

miércoles, 31 de julio de 2013

Exiliados en casa.

Chicos, adolescentes, que se marginan en sus habitaciones donde ven televisión, escuchan música, pasan horas con los videojuegos y navegando en la red.


Encierro alarmante.

Su música favorita suele ser sórdida, oscura y desesperada.

No me canso de insistir en que debemos de traducir las letras de las canciones que escuchan nuestros hijos. Y comentar con ellos los ejemplos de vida que nos ofrecen sus protagonistas.

Sin dramatizar pero este aislamiento llevado a un extremo puede ser grave. 

Pensando en estos casos recordé que, a comienzos de este siglo, se empezó a oír hablar de los hikikomori (palabra japonesa que se puede traducir como retraimiento), chicos que no salían de sus habitaciones incluso por años. 

Aislados, sin vida social. 

Interrumpían su aislamiento sólo para comer, para comprar en horarios de primera o última hora o en tiendas nocturnas, donde las probabilidades de encontrarse con gente conocida disminuyen.

Algunos incluso comían en sus propias habitaciones. Restos de comida de varios días junto a la televisión. Viendo series completas de forma ininterrumpida, capítulo tras capítulo, o concursos de televisión.

Como una especie de rebelión silenciosa.

Dicen que, en algunos casos, surgió como respuesta a frustraciones mal llevadas por fracasos educativos, o por no tener amigos. O víctimas de agresiones silenciosas de compañeros.

En Japón si se puede dejar de ir al colegio, no existe la escolarización obligatoria tal y como la conocemos en España. 

Para dar respuesta a estas situaciones siempre es determinante la actitud de los padres, si toleran o no una vida familiar así. Cosas de adolescentes, ya se le pasará, presionarle podría ser peor…

No tengo información sobre cómo habrá evolucionado este fenómeno social pero, en cualquier caso, me acordé de aquello que decía la señora Eustasia “hijo, que ya sabes lo que se dice desde los tiempos del faraón, que no es bueno que el hombre esté sólo”.

domingo, 28 de julio de 2013

Todo con medida.

Hay directivos que por sus responsabilidades profesionales (marketing, por ejemplo) viven en un torbellino de inauguraciones, cócteles, presentaciones y lanzamientos. 

Una vida social excesiva puede interferir, seriamente, en la vida personal.  

En la salud por el consumo de alcohol y la dieta poco equilibrada; y, lo más importante, en la convivencia con el cónyuge e hijos. Habitualmente estas actividades tienen lugar en la tarde y noche que suele ser el tiempo de la familia.

El exceso de actividad social suele ser común en la cultura de negocios, especialmente en las latinas. Tomar varias copas de alcohol suele ser parte del ritual de relación con el cliente. 

Aprender a estar toda la noche con una o dos copas, sin que nadie se dé cuenta, sólo es posible en reuniones sociales numerosas, no en una comida de negocios con unos clientes.


Como siempre, algunos destacan por su ingenio. Un amigo, cuando tenía una de estas comidas de negocios donde sabía que habría alcohol desde los aperitivos hasta el café, lo primero que hacía era disculparse y decir que iba al baño… En vez de eso, hablaba con el camarero y, a cambio de una propina, le solicitaba el cumplimiento de estas instrucciones: cuando le pida un whisky tráigame un zumo de manzana, un cubata una coca-cola y un vodka quiere decir una tónica. Así se evitaba tener que dar explicaciones, y malas interpretaciones. 

Y es que, en ciertas culturas, beber es una manera de integrarse socialmente. Por eso, a veces, no se entiende que no bebas con tus clientes.

Es cierto que ya no se consume whisky o vodka con la frecuencia y en la cantidad que hace años. Ahora se consumen, con naturalidad, otras bebidas más suaves como el cava, los vinos y hasta el agua mineral (por supuesto, de marca y, en ocasiones, a un precio igual o superior al de un licor…).

Siempre está la alternativa de plantear cambiar una comida de trabajo por un desayuno (donde, en principio, uno puede elegir platos más sanos como frutas y cereales) o por una reunión en las oficinas.  Pero, en la mayoría de los casos, la elección del lugar depende del cliente, también en estos asuntos suele tener la última palabra.

jueves, 25 de julio de 2013

Gracias.

Mi blog acaba de recibir la visita número 10.000.

En abril del 2012, aplastado por mis circunstancias, sentí la necesidad de realizar actividades que me ayudaran a apuntalar mi vida y un extraño impulso por compartir, con urgencia, experiencias personales y profesionales.

Así nació la idea de este blog. 

Desde abril hasta noviembre del 2012 no fui capaz de escribir ni un solo párrafo… Experimenté una gran frustración, quería y no podía…

En noviembre, por fin, logré escribir mi primera entrada. Un comentario sobre una ley que se acababa de aprobar en Argentina, país al que también quiero mucho. Allí realicé mis estudios de Administración de Empresas, de allí era mi querido amigo Marcelo… Y así hasta las ochenta y cinco actuales. 


Cada día llegan más visitas y comentarios. Y he descubierto el gusto que se experimenta al saberse leído, útil para otros. Inicialmente eran de familiares, amigos y conocidos. Hoy, mayoritariamente, son de personas a quienes no tengo el honor de conocer. Y de países de los cinco continentes…Increíble pero cierto.

Saber que un escrito mío ayuda, interesa, agrada, entretiene, sirve a otras personas, me facilita la energía necesaria para escribir el siguiente.

No sé si según los estándares mis 10.000 visitantes serán muchos o pocos. No me importa, para mí son muchísimos como muchísimo es mi agradecimiento porque en momentos de debilidad extrema, de soledad, de miedo, de no saber aceptar que ahora me toca ser sillar aunque antes fuera veleta, de sentirme acabado e inútil, sus visitas y sus palabras me han ayudado y me ayudan a recuperar el tono.

Gracias, muchas gracias.

miércoles, 24 de julio de 2013

Con ganas o sin ellas.

La satisfacción personal por el trabajo realizado no depende exclusiva y únicamente de la compensación económica recibida.

Conozco personas que se esfuerzan por hacer las cosas bien porque consideran que es una manera de perfeccionarse como personas.


Tienen una preocupación permanente por mejorar sus competencias personales y profesionales. 

Competencias que se adquieren y crecen mediante su continuo ejercicio. Estudio y trabajo. Interés por aprender.

Los sentimientos no son suficientes para mejorar el carácter. 

Son necesarios hechos concretos que fortalezcan nuestro deseo interior de ser mejores, y luchar por conseguirlo. 

Con ganas o sin ellas.

Perseverar es de hombres y mujeres fuertes, que conocen sus deberes y se esfuerzan por cumplirlos. 

Da gusto trabajar con este tipo de gente. 

domingo, 21 de julio de 2013

Nosotros primero.

Casi siempre que hablamos de ética nos referimos a asuntos actuales de carácter político o económico, o a la ética de los otros… Rara vez a nuestras actividades cotidianas. 

Ser ético es ser una persona en quien se pueda confiar. Luchar por vivir sin dobleces, sin justificar nuestras acciones cuando sean malas. Al pan, pan, al vino, vino…

Ésta es la ética de todos los días, la cotidiana, la que debemos cuidar prioritariamente porque con nuestras pequeñas acciones contribuimos -o no- a generar una cultura de confianza, de respeto a los demás.

Es muy fácil asentir a grandilocuentes propuestas de regeneración ética para tal o cual institución u organización. Y no tanto responsabilizarse de la propia vida, y cuidar el impacto de nuestras acciones en otras personas.

Estaremos contribuyendo a la verdadera regeneración si nos esforzamos por mejorar las relaciones con las personas con quienes habitualmente convivimos, luchando por ser más sinceros, más honrados, más responsables, más trabajadores, más serviciales, más cariñosos…Nosotros primero.



jueves, 18 de julio de 2013

Verba volant, scripta manent.

Una visión estratégica que no esté ligada a un control de gestión suele transformarse en una simple declaración. 

Y un control de gestión sin visión estratégica, es absurdo; pero conozco casos de organizaciones que han hecho millonarias inversiones en sistemas de control de gestión sin tener un plan estratégico a tres años… Increíble pero cierto.

La visión estratégica declara las aspiraciones de una organización. 

Su razón de ser, los valores que pretende, el destino con el que se compromete, etc… 

Todo esto se puede sintetizar, y explicar en un lenguaje sencillo.

Ahora sí, tiene sentido un sistema de control de gestión que, periódicamente, nos entregue información sobre a dónde y cómo vamos.

Tener una clara visión estratégica es como tener un buen motor.

Es importante no olvidar que lo relevante es que se documente por escrito, para impedir su olvido y las interpretaciones erróneas.

“Verba volant, scripta manent” (las palabras vuelan, lo escrito permanece).

“Hijo, eso es más viejo que el hilo negro…” me dijo la señora Eustasia al citarle esta frase en una de nuestras conversaciones. Y tanto, pertenece a un discurso de Cayo Tito ante el senado romano. Culta, la señora.

martes, 16 de julio de 2013

Vientos favorables.

Hace unos dos mil años, Lucio Anneo Séneca, filósofo, político y escritor hispanorromano escribió aquello de «No hay viento favorable para el barco que no sabe adónde va».

Cuando navegamos necesitamos conocer cuál es nuestro destino. Así podremos planificar la ruta y, según vamos avanzando, asegurarnos que vamos en la dirección correcta.



En las organizaciones ocurre algo similar, para dirigir bien es necesario saber dónde queremos ir.

Son habituales los directivos que tienen clara la visión pero que no la comparten con sus colaboradores. Están demasiado enfocados en el corto plazo, o no invierten tiempo en comunicar. Y, en ocasiones, no la comparten porque pudiera ser una amenaza, una pérdida de poder.

En cualquiera de estas situaciones, que cada uno interprete a su manera la visión y su contribución al logro, supone un tremendo despilfarro de recursos.

En cambio aquellas organizaciones en que todos sus colaboradores tienen claro hacia dónde van, saben lo importante que eso es y se comprometen, casi siempre, suelen beneficiarse de los "vientos favorables".

lunes, 15 de julio de 2013

Variables que influyen en la educación.

¿Para qué futuro educamos? ¿Para qué proyecto de sociedad?

No podemos plantear un programa para mejorar la educación sin definir el modelo de sociedad al que aspiramos. Sin una consideración sobre la persona.

Tradicionalmente se ha tratado de mejorar la educación actuando únicamente sobre algunas variables de la oferta: infraestructuras, gasto por alumno, ratio de número de alumnos por profesor, temarios, etc.

También hay que considerar que para el rendimiento de un alumno es muy relevante el nivel cultural de sus padres, su capacidad económica, y las condiciones físicas y de organización de su casa. 

Y, sobre todo, las relaciones de convivencia que viven cotidianamente estas personas.

Por tanto, y dicho en un lenguaje de negocios, los resultados en materia de educación dependen no sólo de la calidad de la oferta sino también de las condiciones de la demanda.

Si queremos educar para una verdadera mejora social, debemos considerar que los estudiantes con problemas familiares se suelen desenvolver en un ambiente poco favorable para el logro de buenos resultados. 

Considerar y ayudar.

martes, 9 de julio de 2013

Agresivos.

Trabajar en equipo es imprescindible para aprovechar los conocimientos y habilidades de todos los colaboradores. Además, es casi imposible -y en cualquier caso, nada recomendable- asumir todos los asuntos.

La colaboración se complica cuando llega al equipo una persona de un perfil que, lamentablemente, se ha extendido demasiado.

Me estoy refiriendo a individuos cuya actitud permanente es de lucha, que plantean todas las relaciones (con proveedores, con compañeros, con clientes…) en términos bélicos, donde siempre tiene que haber vencedores y vencidos.

Muy desagradables.

Señalan sin ningún tipo de compasión los errores de los demás, suelen usar un tono de voz fuerte, prepotente. Exponen sus opiniones con vehemencia, como si fueran los dueños de la verdad.


Siempre preocupados de su apariencia. 

No son simpáticos.

Y los seguidores que logran, habitualmente, no tienen una estima auténtica por estos personajes sino que suelen ser personas que intentan protegerse de sus ataques.

En muchas organizaciones se les ha considerado -y promocionado- como ejemplos a imitar.

Intentar trabajar en equipo con este tipo de personas no es fácil… 

Estas personas hay que encaminarlas con reglas claras, señalando y corrigiendo, con claridad y oportunidad, sus faltas de respeto y agresividad verbal…

Y si el susodicho es el jefe… Sálvese quien pueda y que el último apague la luz…

Respetar a todas las personas con las que nos relacionamos es esencial en nuestro desarrollo profesional.

domingo, 7 de julio de 2013

Buenas empresas.

Las buenas empresas son aquellas que logran reclutar, retener y desarrollar a los mejores colaboradores.

Ser una buena empresa no sólo está al alcance de las multinacionales tecnológicas. Cuando veo imágenes de sus instalaciones, a veces, me parecen más un parque de atracciones que una oficina tradicional… Maravilloso.

No es una tarea fácil definir las características de este tipo de organizaciones pero, a pesar de sus particularidades, tienen en común un esfuerzo por respetar a las personas.

Y más singularidades.

Otorgar a los colaboradores un propósito, una causa con la que puedan identificarse. Sean actividades en equipo o el mismo producto; el orgullo de pertenecer y contribuir a un proyecto que puedan sentir como propio, y útil y positivo para muchas otras personas es valorado en este tipo de organizaciones.

Respeto por la diversidad. En vez de tratar que todos piensen y se comporten igual, se alientan formas diversas de enfocar las situaciones cotidianas, la relaciones con clientes y proveedores, la resolución de problemas.

Una gestión participativa donde no sólo se tolere sino que se fomente la innovación y la libertad de poner en práctica las propias ideas, y las oportunidades de formación y desarrollo profesional es otra de las características de este tipo empresas.

Respeto por la vida personal del colaborador. Una organización que reconoce que las personas tienen vida más allá del trabajo, con sus propias exigencias, presiones y motivaciones es muy valorado.

Y más. Pero siempre hay que dejar algo para la próxima vez...

Muchas personas quieren trabajar en buenas empresas porque saben que supone una oportunidad personal si con su trabajo colaboran al crecimiento y desarrollo de estas organizaciones.

Ya se sabe, a todos nos gusta aquello del ganar-ganar… Pero como decía la señora Eustasia “hijo, eso es más antiguo que el hilo negro”.

miércoles, 3 de julio de 2013

Educar en serio.

La educación es uno de los pilares en que se sustenta el desarrollo y el crecimiento de una sociedad humana. 

Una nación que posea un buen sistema educativo siempre contará con personas mejor preparadas. 

Apostar por la innovación y el desarrollo, la ciencia aplicada a resolver los problemas prácticos, supone un impulso al desarrollo tecnológico, esencial, hoy día, para el desarrollo económico y, por tanto, para el bienestar social.

Además, la democracia no consiste sólo en poder elegir sino en saber elegir. Las personas tienen derecho a la educación porque es un derecho humano, fundamental. Una persona inculta e ignorante tendrá dificultades para participar verdaderamente en la vida social y política.

Está bien pero no hay dinero…En estos casos pasa como con la lectura, quienes dicen no tener tiempo para leer si lo tienen para otras actividades… ¿No hay dinero o se tienen otras prioridades?

Para superar la pobreza es necesario invertir en educación. Frase tan conocida como olvidada. La educación casi siempre es el pariente pobre. 

Nos traiciona nuestro cortoplacismo. La educación es una inversión de largo aliento, con frutos de maduración lenta. Es un verdadero intangible, sin rentabilidad inmediata. 


El dinero invertido en educación siempre es el mejor gastado.

La baja exigencia de algunos sistemas educativos hace que muchos jóvenes llenen sus interminables horas ociosas en juegos, películas y redes sociales…perdiendo el tiempo de forma escandalosa e irrecuperable…

La educación se ha convertido, en algunos casos, en un verdadero espectáculo donde lo básico, el desarrollo de hábitos de estudio, el trabajo duro, la lectura, la investigación, se sustituyen por fuegos de artificio en forma de nuevas tecnologías. 

Materias como la filosofía, la cultura clásica, etc, se suprimen de los planes de estudio porque (se dice) no sirven para nada… ¡Sirven para pensar! ¡Nos ayudan a ser mejores personas! ¡Por eso se llaman Humanidades….!

El estudio serio de ciertas asignaturas se está reemplazando por un barniz dado en forma de cursos intensivos, rapiditos y, por supuesto, alineados con la cultura dominante, es decir, con poco esfuerzo (“aprenda ingles en tres meses y sin esfuerzo…"). 

Algunos libros de texto se parecen más a la hoja de instrucciones de los muebles de Ikea que a un manual de estudio. 

Es preciso, y urgente, mejorar la calidad de nuestros sistemas educativos, la mejor inversión: siempre. 

Como decía la señora Eustasia “hijo, ya está bien de milongas….”

domingo, 30 de junio de 2013

Querer mejorar.

La juventud es la edad con la que normalmente se asocia la etapa más idealista de nuestra vida. Y parece que, con el devenir de los años, el ímpetu de cambiar las cosas se desvanece y nos volvemos más conformistas con lo que hay…

Cuando somos jóvenes, nuestros ideales gozan de un especial protagonismo, sentimos un impulso que nos lleva a hacer cosas. Aunque sólo sea testimonialmente, no importa. 

Éramos menos calculadores.

Sin darnos cuenta, poco a poco, podemos perder la capacidad crítica, el afán por mejorar a nosotros (siempre primero...) y a nuestro entorno.

Nos volvemos más comprensivos con la mayoría de las situaciones. Procuramos no destacar. Que nadie nos pueda señalar con el dedo, el maldito qué dirán…

En nuestro ambiente siempre habrá cosas que se puedan hacer mejor. Y, lo que nosotros no hagamos, nadie lo hará por nosotros. 

Está de moda intentar comprar tiempo, qué ingenuidad… Eso, hasta hoy, es imposible… Hay  gente que está obsesionada con que, al menos, no se le note el paso de los años… 

Sin embargo la vejez del espíritu si se puede combatir con éxito, sin necesidad de grandes gastos en tratamientos que requieren de bisturí, ni de liposucciones…Esto si tiene remedio y depende únicamente de nosotros mismos. 


Sólo es necesario querer, querer mejorar. 

Como decía la señora Eustasia “hijo, las personas no cambiamos sólo mejoramos o empeoramos...”.

miércoles, 26 de junio de 2013

Equilibrio entre familia y trabajo.

Durante los últimos meses, casi todos los periódicos han publicado en sus suplementos de fin de semana algún artículo o reportaje sobre el aumento de las enfermedades psiquiátricas por exceso de trabajo.

Ya no son enfermedades como úlceras, gastritis o cefaleas, sino serios trastornos psicosomáticos como las depresiones.

Las causas de este tipo de enfermedades, en muchos casos, se encuentran en la enorme presión social y laboral que se ejerce en los colaboradores de muchas organizaciones. Ahora con la crisis más, pero antes también.

La presión por cumplir los objetivos, por ganar una compensación extraordinaria, la ambición legítima por un ascenso que supondrá un mayor sueldo y un mayor reconocimiento social, pretensiones muy legítimas, pueden desequilibrar nuestra vida.


Lo mejor es luchar por mantener un equilibrio entre familia y trabajo. 

Trabajar en horarios adecuados, intentar llegar a casa a una hora razonable para estar con nuestro cónyuge e hijos, comer con ellos algún día entre semana aunque suponga para nosotros un esfuerzo por el desplazamiento de ida y vuelta, hacer deporte con frecuencia, quedar con nuestros amigos, etc son algunas buenas prácticas recomendadas por personas con experiencia.

Si somos capaces de armonizar un intenso trabajo profesional y una dedicación real a nuestra familia y amigos lograremos vivir una vida digna de este nombre y, sin duda, habremos ganado la batalla a depresiones, estrés, afecciones cardiovasculares y otras enfermedades desgraciadamente en aumento.

domingo, 23 de junio de 2013

Negociar es comunicar.

Cuando nos planteamos una negociación lo que buscamos es convencer a la otra parte y lograr nuestros objetivos. 

Además de beneficios económicos, una negociación suele suponer un refuerzo a nuestra capacidad profesional y ampliar las relaciones con otras personas, habitualmente clientes y proveedores.

Lograr buenos resultados en una negociación no garantiza que eso vaya a ser siempre así. Cada negociación es diferente y depende de sus circunstancias. 

Pensando sobre casos de buenas negociaciones uno puede identificar buenas prácticas. 

Una básica y que conviene considerar siempre: no existe negocio bueno que lo sea sólo para una parte. Ambas partes deben obtener beneficios con el acuerdo.



Otro elemento relevante es la comunicación no verbal. En una negociación, sin duda, las palabras son importantes pero no debemos infravalorar el tono de la voz, los gestos, las manos, etc, es decir, nuestro lenguaje no verbal. 


Por tanto, cuando fracasemos en una negociación examinemos nuestras palabras pero también nuestros gestos porque, en muchas ocasiones, comunicamos mejor con nuestro ser que con las palabras que salen de nuestra boca. 

Una vez más, comunicar es un arte. 

Y no sólo es cuestión de palabras. Comunicamos, también, con nuestros gestos, nuestras manos, nuestra mirada… Somos personas.

miércoles, 19 de junio de 2013

Confiar en las personas con quienes trabajamos.

En los tiempos que corren preguntarse si muchos protagonistas de la economía y de la política actúan sin principios ni valores, sin normas éticas y morales, puede parecer una estupidez… Su ausencia, en muchas ocasiones, es demasiado evidente. 

Toda organización debiera contar con una declaración de sus principios y valores, expresada con tal claridad que no fuera necesaria ningún tipo de interpretación.

Para definir el rumbo de una organización es preciso distinguir lo pasajero y efímero de lo perdurable y trascendente.

Por ello es preciso sustentar el desarrollo en bases sólidas. 

El compromiso en torno a esos principios y valores resulta crucial si queremos disfrutar de una cultura sólida que es mucho más que palabrería barata en forma de frases ingeniosas y grandilocuentes que, a veces, se obliga a los colaboradores a repetir como papagayos.

Utilizar los principios y valores como guía de nuestro trabajo supone un desarrollo tanto para la organización como para las personas. 

En tiempos de crisis, nos ayudan a superarlas y a aprender, a fortalecernos en la adversidad. 

Sin valores asentados, sin culturas solventes, se puede subsistir. Pero, a la menor crisis, vamos a salir debilitados, desgastados, empobrecidos…

Uno de estos principios y valores es la confianza en las personas con quienes trabajamos.

Y se suele concretar en la delegación.

Delegación y control son palabras afines y complementarias.

La delegación es fácil de entender pero difícil de practicar. 

Algunos consideran que si delegan pierden estatus y poder…Otros no delegan porque desconfían de los demás. 

De la verdadera delegación nace el compromiso, la motivación y las mejores prácticas en dirección de personas. 

Lo importante no es el cuánto sino el cómo. A mejor delegación, más responsabilidad y mejor servicio al cliente. 

Quienes saben delegar tienen más tiempo para pensar en los próximos pasos de la organización, en la estrategia. A veces, quienes más se quejan de no tener tiempo para pensar son quienes no quieren o no saben delegar. No confían en sus colaboradores.

En un entorno cambiante, de cuestionamiento de modelos, es el mejor momento para conocer y fomentar las ventajas competitivas implícitas en la participación, en la responsabilidad, y, sobre todo, en la confianza en las personas con quienes trabajamos.