¿Para qué futuro educamos? ¿Para qué proyecto de sociedad?
No podemos plantear un programa para mejorar la educación
sin definir el modelo de sociedad al que aspiramos. Sin una consideración sobre la persona.
Tradicionalmente se ha tratado de
mejorar la educación actuando únicamente sobre algunas variables de la oferta:
infraestructuras, gasto por alumno, ratio de número de alumnos por profesor,
temarios, etc.
También hay que considerar que
para el rendimiento de un alumno es muy relevante el nivel cultural de sus
padres, su capacidad económica, y las condiciones físicas y de organización de
su casa.
Y, sobre todo, las relaciones de convivencia que viven cotidianamente
estas personas.
Por tanto, y dicho en un lenguaje
de negocios, los resultados en materia de educación dependen no sólo de la
calidad de la oferta sino también de las condiciones de la demanda.
Si queremos educar para una
verdadera mejora social, debemos considerar que los estudiantes con problemas
familiares se suelen desenvolver en un ambiente poco favorable para el logro de
buenos resultados.
Considerar y ayudar.
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