@MendozayDiaz

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miércoles, 19 de junio de 2013

Confiar en las personas con quienes trabajamos.

En los tiempos que corren preguntarse si muchos protagonistas de la economía y de la política actúan sin principios ni valores, sin normas éticas y morales, puede parecer una estupidez… Su ausencia, en muchas ocasiones, es demasiado evidente. 

Toda organización debiera contar con una declaración de sus principios y valores, expresada con tal claridad que no fuera necesaria ningún tipo de interpretación.

Para definir el rumbo de una organización es preciso distinguir lo pasajero y efímero de lo perdurable y trascendente.

Por ello es preciso sustentar el desarrollo en bases sólidas. 

El compromiso en torno a esos principios y valores resulta crucial si queremos disfrutar de una cultura sólida que es mucho más que palabrería barata en forma de frases ingeniosas y grandilocuentes que, a veces, se obliga a los colaboradores a repetir como papagayos.

Utilizar los principios y valores como guía de nuestro trabajo supone un desarrollo tanto para la organización como para las personas. 

En tiempos de crisis, nos ayudan a superarlas y a aprender, a fortalecernos en la adversidad. 

Sin valores asentados, sin culturas solventes, se puede subsistir. Pero, a la menor crisis, vamos a salir debilitados, desgastados, empobrecidos…

Uno de estos principios y valores es la confianza en las personas con quienes trabajamos.

Y se suele concretar en la delegación.

Delegación y control son palabras afines y complementarias.

La delegación es fácil de entender pero difícil de practicar. 

Algunos consideran que si delegan pierden estatus y poder…Otros no delegan porque desconfían de los demás. 

De la verdadera delegación nace el compromiso, la motivación y las mejores prácticas en dirección de personas. 

Lo importante no es el cuánto sino el cómo. A mejor delegación, más responsabilidad y mejor servicio al cliente. 

Quienes saben delegar tienen más tiempo para pensar en los próximos pasos de la organización, en la estrategia. A veces, quienes más se quejan de no tener tiempo para pensar son quienes no quieren o no saben delegar. No confían en sus colaboradores.

En un entorno cambiante, de cuestionamiento de modelos, es el mejor momento para conocer y fomentar las ventajas competitivas implícitas en la participación, en la responsabilidad, y, sobre todo, en la confianza en las personas con quienes trabajamos.

2 comentarios:

  1. Muy interesantes comentarios sobre la confianza (base de cualquier equipo exitoso) y la delegación (donde previamente se debe haber detectado un criterio maduro y congruente con los valores del negocio o los valores del administrador responsable), de hecho Ken Blanchard en su "Ejecutivo al Minuto" menciona como es el proceso de entrenamiento de las orcas en los acuarios, desde su selección cómo un ejemplar con potencial a cómo luego con una cuerda y bajo el agua empiezan a darle más alimento si nadan por arriba de la cuerda, y así subiendo la cuerda con metas más exigentes hasta que consiguen que salte fuera del agua, obvio también explica que en los seres humanos es un proceso más complejo.
    Y también existen los temores en los administradores en verse rebasados por sus colaboradores, alguien mencionaba el termino de "Gerente Blanca Nieves" porque le gustaba verse rodeado de enanos (y pues claro ahí el que destacaba era él).
    Excelente artículo, mil gracias por compartirlo.

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  2. Me parecen muy atinados sus comentarios sobre la confianza, base de cualquier equipo exitoso, se ha visto muchas veces hasta deportivamente cuando entrenadores se juegan la temporada en un campeonato confiando en sus elementos más jóvenes, e históricamente también, cuando USA entro en la segunda guerra mundial cuentan que al Almirante Chester Nimitz (nuevo a cargo de Pearl Harbor) se le presento la disyuntiva de dejar o no a su equipo de monitoreo radiofónico de mensajes del enemigo, porque supuestamente había fracasado en detectar el ataque a Pearl Harbor, pero él decidió dejarlos y fueron los que anticiparon el ataque a Midway, donde se libro una batalla decisiva para inclinar la balanza a favor de USA.
    Y en cuanto a la delegación los Administradores deben dejar de lado el llamado complejo "Blanca Nieves" de que les gusta verse rodeados de colaboradores "enanos" (con perdón de la gente pequeña), enanos en cuanto a que los contrataron con muchas limitaciones o bien a que no los han desarrollado cómo para delegarles cosas importantes. Ken Blanchard en su libro "El Ejecutivo al Minuto" menciona cómo la gente de los acuarios entrena a las orcas, y empiezan desde seleccionar un ejemplar con potencial, y luego introducen una cuerda en su estanque y si el cetáceo nada por encima le dan más alimento, y van subiendo la cuerda (metas más exigentes), hasta que consiguen que salten fuera del estanque, claro también menciona que el proceso con los seres humanos es más complejo.
    En los administradores para una excelente proceso de delegación se empieza desde él cómo seleccionar a colaboradores con el potencial, y la congruencia con los valores del administrador y del negocio, luego ir desarrollándolos, hasta que puedan delegar en ellos grandes tareas, ese es para mi el éxito de un administrador, no solo en su asignación sino también en desarrollar más buenos administradores para la organización, sino se verían como los constructores de pirámides.

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