Hace diez años, un plazo de una semana para enviar un presupuesto era razonable; hoy es una burla.
Hay dirigentes que no toman decisiones: piden opiniones, escuchan…y se paralizan.
Esto se suele dar en organizaciones con una tradición de centralización del poder, donde la iniciativa y la colaboración son escasas.
Hay gente que se paraliza hasta que lleguen las órdenes.
La clave para mejorar esa situación está en compartir poder de decisión con los colaboradores.
No se trata de delegar todo. Se busca que el colaborador tenga el suficiente poder de decisión para hacer bien su trabajo sin estar sobrecargado con responsabilidades que no le corresponden. Éste es el equilibrio a lograr.
Si se comparte poder sobre aspectos que no tienen que ver con su trabajo, o lo delegamos en personas que no son merecedoras de tal delegación podemos causar daños a nuestra organización. Existe el abuso de poder.
Especialmente importante es conocer su compromiso con la verdad, garantía de que el poder se ejercerá de manera constructiva.
Compartir el poder es un elemento a considerar en la mejora de nuestra organización.
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