@MendozayDiaz

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viernes, 25 de enero de 2013

Sin miedo a decidir.

Cuando se emprende un proyecto personal que implica cierto riesgo, el peor de todos los miedos es el miedo al fracaso.

Evidentemente, el que nada emprende no se arriesga a sufrir fracaso alguno, pero tampoco conocerá el éxito soñado. El éxito no llega por arte de magia sino que es el resultado de un esfuerzo perseverante, una actitud mental positiva y estar plenamente convencido de su logro. Todos los que han triunfado, en primer lugar, creyeron que podían hacerlo.

Un defecto común a la hora de tomar decisiones es postergarlas constantemente. Es cierto que la oportunidad en la toma de decisiones es de vital importancia. Pero las buenas ocasiones no se encuentran siempre presentes. Habrá nuevas ocasiones, pero si cada vez se vacila, serán demasiadas las oportunidades desaprovechadas.


Quizás nos falten algunos datos para tomar la mejor decisión; pero si esperamos a tener todos los datos lo más probable es que perdamos nuestra oportunidad. El momento ideal no existe. Para algunos es la excusa perfecta (de apariencia seria y racional) para no decidir. 

Una vez tomada la decisión debe perseverarse. Los que cambian continuamente de idea jamás conocerán el éxito. Ni tampoco los que abandonan pronto. La constancia casi siempre es recompensada.

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