La
realidad es bien diferente: mucha gente trabaja doce horas… diarias y nunca ha
habido tantos desempleados como ahora.
Para
garantizar la empleabilidad personal hay que identificar nuestras habilidades,
considerarnos como una pequeña empresa, organizar el propio desarrollo,
identificar a los clientes.
No es suficiente tener una buena formación académica complementada con cursos de postgrado. Esto ya no se
discute, se exige.
El curriculum vitae es
sinónimo de conocimientos y, si bien no consigue directamente el empleo, abre
la puerta para una entrevista.
Pero lo que se valora
no es tanto la cantidad de conocimientos adquiridos (cada vez su grado de
obsolescencia es mayor) sino los criterios que se aprenden, la capacidad de
razonamiento y de encontrar soluciones a los nuevos desafíos.
Demostrar habilidades
que marquen la diferencia.
Algunas de las
capacidades más demandadas son: trabajar en equipo, saber interpretar las tendencias
del mercado y conocer las fortalezas y limitaciones personales y de nuestro
equipo.
Cada
uno es responsable de su propio destino.
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