Publicado en "Diario de León" el martes 14 de mayo del 2019: https://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/economia-envejecimiento_1335212.html
Estoy un pelín harto de tantas
propuestas electoralistas, huecas, cortinas-de-humo que forman parte de la
escenografía de este intenso -y largo- periodo electoral que estamos
padeciendo. Por eso es muy de agradecer que, en medio de esta bambolla,
aparezca una iniciativa tan seria como oportuna: la Escuela de Pensamiento de
Fundación Mutualidad de la Abogacía que tiene como propósito la creación de un
nuevo espacio solidario de opinión y reflexión, independiente e
intergeneracional, mediante el que, desde diferentes áreas del saber, se ha
propuesto aportar valor a la sociedad en un ámbito concreto como la cultura y
economía para el envejecimiento, sin duda uno de los grandes desafíos de las
sociedades del siglo XXI.
El cambio demográfico que está
viviendo nuestra sociedad muchas veces nos asusta. Los datos nos indican una
tendencia clara: cada vez nacen menos niños y, a la vez, se produce un aumento
de la longevidad. Hay más ancianos y cada vez lo son durante más tiempo. El
envejecimiento de la población comporta un importante reto para nuestra
sociedad en el futuro. La demografía poblacional actual con sociedades
envejecidas, el incremento de la esperanza de vida, el desequilibrio entre la
pensión máxima pública y el salario de los jóvenes que se incorporan al mercado
de trabajo pueden ser elementos catalizadores de una quiebra del necesario
pacto social por el cual las pensiones son soportadas por las personas en edad
de trabajar. Se aprecian riesgos de quiebra de este pacto social que ha sido el
garante de las pensiones públicas desde los inicios del siglo XX, cuando se
generalizaron los sistemas de reparto. Cada vez son más frecuentes las
protestas de ciudadanos porque los gobiernos occidentales se han convertido en
máquinas de transferir ingresos de los trabajadores a los pensionistas. Esta
realidad que se reconoce como una de las principales amenazas de las sociedades
en el siglo XXI, puede ser la causa de una verdadera revolución social.
El futuro pertenece a las
personas mayores, pero la sociedad no ha comprendido todavía las consecuencias
de este fenómeno inédito en la historia. Un nuevo tipo de consumidor, cada vez
más numeroso, que requiere productos y servicios de calidad. Un nuevo mercado
por descubrir. Es necesario un cambio mental de la sociedad, preparándonos para
una etapa de post jubilación que muchos ya auguran será más larga incluso que
la laboral. Ello supone una auto responsabilidad del propio individuo, pero
también un planteamiento del papel que tendrán el estado y la sociedad civil.
Nos encaminamos a sociedades
gerontocráticas, donde la influencia de los mayores puede determinar la agenda
política y de presupuestos sociales. Es necesario que como sociedad cambiemos
el concepto de ancianidad y le otorguemos el valor que tiene y se merece. Una
nueva perspectiva sobre el envejecimiento, alejada del concepto del anciano
como una carga social y centrada en la ancianidad como un éxito de las
sociedades occidentales. Tratar de demorar la senectud ha sido una constante a
lo largo de la historia. Si pensamos que los mitos y prejuicios respecto a la
vejez son cosa de nuestro tiempo, estamos muy equivocados. Hace más de dos mil
años el filósofo romano Marco Tulio Cicerón escribió “De senectute”, traducida
al español como “El arte de envejecer”, todo un canto a la vejez en una
civilización tan severa con los ancianos como la romana.
En fin, frente al temor
generalizado que provoca esta situación, es necesario recordar que la
longevidad es un logro de las sociedades desarrolladas y, como tal, es
necesario abordarlo desde una visión positiva y mediante una revisión de los
planteamientos vigentes. Tengo mis dudas sobre que este proceso vaya a ser
sencillo y, mucho menos, pacífico. Mientras tanto, mi enhorabuena a la
Mutualidad de la Abogacía por tan oportuna iniciativa, por promover el estudio
y el diálogo sobre un asunto verdaderamente urgente e importante: para pensar.
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