@MendozayDiaz

@MendozayDiaz

miércoles, 9 de abril de 2014

Un buen equipo.

Lograr que se trabaje en equipo es uno de los principales desafíos -y satisfacciones- de quien tiene la responsabilidad de dirigir. 

Y se habla y se insiste tanto en ello porque, para la organización, muchas cosas grandes dependen del logro de esta buena práctica.

Como en la mayoría de las cosas importantes su consecución depende de cuidar los pequeños detalles.

Ordenando mis notas he encontrado algunos -sólo algunos- de ellos. 

Cada colaborador de un equipo debe conocer a la perfección los objetivos del grupo, y la tarea que cada uno tiene que realizar individualmente: las propias y las ajenas.

Los integrantes de un equipo deben sentir una doble sensación, una sensación compartida, la del poder del grupo y la del poder personal.

Todos deben respetarse mutuamente. Ser capaces de compartir responsabilidades, tomar decisiones y afrontar retos individuales y conjuntos.

Escuchar se considera tanto o más importante que hablar... Las opiniones diferentes se valoran y, en todo caso, se respetarán.

Todos son conscientes de que, como personas, tienen fortalezas y debilidades. Y se retroalimentan, mutuamente, con sinceridad y delicadeza.

Cada colaborador del equipo es capaz de desempeñar distintas tareas según las necesidades de cada momento. El liderazgo es compartido: los esfuerzos del equipo son identificados y coordinados por cualquiera de sus integrantes cuando las circunstancias así lo aconsejen.

La flexibilidad es importante. Todos asumen la realidad del cambio continuo y están dispuestos a adaptarse a las nuevas circunstancias, sean las que sean, y aunque cueste (que cuesta...).

Todos se esfuerzan por realizar sus tareas en tiempo y forma, tanto las tareas individuales como las del equipo.

Y, finalmente, los colaboradores de un equipo se sienten altamente apreciados por los demás y experimentan una sensación de satisfacción personal por su labor y por su contribución al logro de los objetivos alcanzados.

Y... ¿esto es todo?. Por supuesto que no. Como decía la señora Eustasia, siempre hay que dejar algo para la próxima vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario