Publicado en "Diario de León" el sábado 30 de noviembre del 2019: https://www.diariodeleon.es/articulo/opinion/one-of-us/201911301356371963060.html
Europa vive hoy una verdadera
crisis cultural y social, caracterizada por una fuerte pérdida de identidad
espiritual, por la renuncia a crear una sociedad solidaria, por la
desesperación y violencia crecientes y por la difusión de una ética
utilitarista, que sirve, preferentemente, al poderoso. Es una crisis de la
verdad. Huimos de la verdad como de la peste en casi todos los ámbitos de la
vida. Hay una prevalencia de la mentira sobre la verdad porque la mentira, por
su propia naturaleza, es más cómoda que la verdad. Hoy avanzamos orgullosamente
hacia atrás: retrocedemos. La tragedia que está viviendo Europa es que ha
olvidado sus raíces, que la hicieron creadora y difusora de los derechos
humanos en todo el mundo. Lo primero que se pudre del pescado es su cabeza; en
las personas, también: la cultura orienta nuestro modo de actuar en política y
economía.
Se nos dice que los derechos
humanos no tienen su fundamento en unas exigencias naturales permanentes del
ser humano, sino que son fruto del consenso que se produce en un momento
histórico determinado. Se consolida así la pintoresca idea de que en la
democracia nada es verdad ni mentira; incluso sugerir que algo pueda ser
verdadero se convertiría en una inmediata amenaza a la democracia. La
esclavitud desapareció no porque todo el mundo estuviera de acuerdo con ello,
sino, porque en un momento dado, una serie de personas que estaban en minoría
-los abolicionistas- lucharon para conseguir que desapareciera. Democracia
significa partir de la verdad de la dignidad humana; partir de que es verdad
que el hombre tiene una dignidad, que obliga a que sus relaciones políticas se
organicen de tal manera que no se le impongan normas sin que él intervenga en
su elaboración.
Hace unas semanas, en Santiago de
Compostela, tuvo lugar una nueva reunión de la plataforma cultural europea “One
of us” (“Uno de nosotros”) que tiene como objetivo impulsar una Europa basada
en la defensa de la dignidad humana. Una cita que ha reunido a ciento cincuenta
intelectuales de más de veinte países de la Unión Europea y a la que tuve el
honor se asistir. Un lujo escuchar a los principales referentes de esta
organización como Jaime Mayor Oreja o los profesores Rémi Brague e Ignacio
Sánchez Cámara. O tener la oportunidad de dialogar con el catedrático de
Filosofía del Derecho, Francisco José Contreras a quien, desde hace años, sigo
a través de sus libros: inspiradores.
Desde el primer momento me llamó
la atención que “One of us” se trata de una iniciativa en positivo. No va
contra nada ni contra nadie sino a favor del bien y de la verdad. Valores que
Europa ha ido extraviando. La defensa de los clásicos valores y principios
europeos, especialmente, la dignidad de la persona y el valor de la vida.
Defender aquello que creemos bueno y verdadero, aunque, en ocasiones, suponga
remar a contracorriente de la opinión mayoritaria. Estoy encantado de colaborar
con un observatorio europeo de la promoción y tutela de la dignidad humana. Un
auténtico privilegio. Una viva preocupación por el respeto de los derechos
humanos y un decidido rechazo ante sus violaciones. La esperanza en el futuro
constituye el estímulo más fuerte para una actividad social en servicio de la
mejor libertad. El progreso debe ser concebido como el paso de condiciones
menos humanas a condiciones más humanas.
Inevitablemente las polémicas en
torno a los derechos humanos reenvían a los códigos éticos que laten detrás.
Los problemas jurídicos siempre encierran una valoración ética. Una Europa con
rostro humano. La gran verdad de la dignidad humana nos impone hoy una
exigencia ineludible: revitalizar el debate democrático con propuestas
fundamentadas, que incluyan aquellos elementos éticos sin los que nuestra
convivencia sólo puede seguir llamándose “humana” cerrando los ojos a buena
parte de la realidad. Con un cambio de actitud: de una reactiva a una activa.
Tomar protagonismo, en positivo. Sin complejos.