@MendozayDiaz

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domingo, 4 de septiembre de 2016

“El camino hacia el sol. Economía, energía, medio ambiente y sociedad” de Víctor Díaz Golpe.

Acabo de leer el libro de mi amigo Víctor Díaz Golpe “El camino hacia el sol. Economía, energía, medio ambiente y sociedad” que pretende ser un punto intermedio de encuentro entre lo técnico y lo divulgativo, haciendo hincapié en la relación existente entre la economía, el consumo de energía y el medio ambiente, así como las repercusiones de estos tres factores sobre la sociedad y la calidad de vida de la población.

Hace un recorrido que comienza con una breve introducción de la historia económica de Estados Unidos, la creación de monopolios y la utilización a gran escala del petróleo como fuente de energía primaria, para, posteriormente, analizar los tres factores que influyen en la determinación del precio del barril.

También se analizan los efectos del consumo de combustibles fósiles sobre el medio ambiente y las posibles soluciones que podrían paliar o evitar el cambio climático, particularmente, el incremento de eficiencia energética y, de forma especial, las energías renovables. 

Considera las ventajas e inconvenientes actuales de las tecnologías limpias, así como las previsiones sobre una mayor penetración de estas tecnologías, que dependerá del desarrollo de los sistemas de acumulación masiva de energía, jugando en este punto un papel importante el desarrollo de los vehículos eléctricos.

Según Víctor, el resultado final será una concepción distinta de la integración de la energía en el sistema económico y la sociedad, dando lugar a la electrificación y des carbonización de la economía y el planeta, aunque, actualmente, se mantiene la incógnita de cuándo este cambio tendrá lugar de forma definitiva.

“El camino hacia el sol. Economía, energía, medio ambiente y sociedad” se presentó, por Juan Pablo García Valadés, el pasado mes de julio, en el Aula Leonesa de Inversión, iniciativa del periódico “La Nueva Crónica”, Renta 4 Banco, el Colegio de Economistas y la Cámara de la Propiedad Urbana de León. 

Hubo un debate con preguntas y respuestas muy interesantes y, también, fue una oportunidad para coincidir con amigos.


A continuación, os dejo el enlace del vídeo de la presentación: 


Y también el enlace de su blog: http://golpedefecto.blogspot.com.es/



martes, 23 de agosto de 2016

Ser abogado.

El Premio Abogados de Novela se convoca, cada año, por el Consejo General de la Abogacía Española, la Mutualidad de la Abogacía y Ediciones Martínez Roca, del Grupo Planeta, con la intención de premiar una novela que ayude al lector a profundizar en los conocimientos del mundo de la abogacía y sus ámbitos de actuación, valores, proyección y la trascendencia social de su función. El primer libro, distinguido por este galardón, que leí fue “El jurado número 10”, de Reyes Calderón, que recibió el reconocimiento en el año 2013. Recuerdo que se trataba de una novela interesante, amena y especialmente divertida (en mi opinión ayuda que los personajes y el entorno sean locales); y, en este caso, también divulgativa pues da a conocer cómo funciona el jurado en nuestro sistema judicial.

“El abogado de pobres” fue la novela ganadora del Premio Abogados de Novela 2014. Ambientada en Jerez de la Frontera a mediados del siglo XVIII, su protagonista es un abogado de pobres que tiene que enfrentarse a varios casos de corrupción, robo y falsificaciones, abusos de poder y manipulación de la Justicia. En el más importante de ellos, estarán implicados algunos de los personajes más importantes de la ciudad. La figura del “abogado de pobres” es una figura que desaparece a finales del siglo XVIII en la medida que, en las grandes ciudades, se van creando los Colegios de Abogados que se encargan de defender gratuitamente a los pobres y desamparados, designando de entre sus colegiados a quienes por turno habrían de hacerse cargo de la defensa de esas personas sin posibles. Juan Pedro Cosano, abogado gaditano, personifica en Pedro de Alemán, el protagonista de su relato ganador, los rasgos de un jurista, adalid de la cultura y de los valores humanos. Excelente novela, muy recomendable. Asimismo, la novela ganadora del VI Premio Abogados de Novela (2015), “La mediadora” de Jesús Sánchez Adalid. La mediación como medio alternativo de solución de conflictos está de moda. Aunque, en mi opinión, es más antigua que el hilo negro… La Abogacía es una profesión pionera en la mediación como herramienta para alcanzar el consenso entre partes en conflicto ya que los abogados, mayoritariamente, llevamos siglos promoviendo la cultura del acuerdo. 

Durante la Feria del Libro de León, en la Librería Universitaria, me encontré con “El alma de la toga”; y ya su título me resultó tan sugerente, que me lo compré… Su autor, D. Ángel Ossorio y Gallardo (1873-1946), tuvo una vida plena de responsabilidades profesionales y políticas. Fue Presidente de la Academia de Jurisprudencia y Legislación, y del Ateneo de Madrid. Gobernador de Barcelona y Ministro de Fomento durante el reinado de Alfonso XIII. Diputado en varias legislaturas. En la II República fue Presidente de la comisión que elaboró la Constitución Española de 1931, y Embajador. Bien, pues después de una vida tan intensa, poco antes de morir, reconoció a sus amigos, en Buenos Aires (donde se exilió tras la Guerra Civil), que su mayor satisfacción fue ser abogado.



Años antes, en junio de 1919, en el apogeo de su profesión, escribió “El alma de la toga”. Un libro muy oportuno para quien se inicia en el ejercicio de la abogacía pues está repleto de sabios consejos fundamentados en su experiencia. A pesar de su brevedad trata muchos asuntos que invitan a pensar. Como cuando escribe sobre quién es Abogado, y la diferencia con el Licenciado en Derecho. La moral del abogado. Su sensibilidad, su cordialidad; el “desdoblamiento psíquico”. Su independencia. Según D. Ángel el mundo nos utiliza y respeta en tanto que tengamos “la condición del amianto”: poder y riqueza, fuerza y hermosura, todas las incitaciones, todos los fuegos de la pasión han de andar entre nuestras manos sin que nos quememos…Cuando habla sobre el sistema de trabajo, aconseja que antes de coger la pluma hay que estudiar los documentos y consultar libros. Y no confiar nunca en la capacidad de improvisación: el guion escrito es siempre indispensable. Aunque considera que todas las horas son buenas para trabajar, recomienda especialmente las primeras de la mañana (desde la seis hasta la diez) porque “antes de las diez de la mañana podemos dar al trabajo nuestras primicias y, después de la diez de la noche, no le concedemos sino nuestros residuos…”. Partidario del uso de la palabra en la resolución de conflictos: “se adelanta más en media hora de conversación que en medio año de correspondencia”. Sobre la oratoria forense hace recomendaciones sencillas pero muy prácticas, muy útiles para el ejercicio de la profesión, como cuando afirma que “la brevedad es el manjar preferido de los jueces…”. Defiende una oratoria breve, clara, concreta, cortés, amena y que cuide el léxico. Leer es esencial, también para un abogado. Cuando no se lee, nos recuerda, “viene el atasco intelectual, la atrofia del gusto, la rutina para discernir y escribir, los tópicos, los envilecimientos del lenguaje…”.

Me sorprende que trate asuntos que entonces eran de actualidad y que hoy, casi cien años después, lo continúen siendo como la especialización, el trabajo de los jueces (“hay mucha más abnegación y virtud de la que el vulgo supone”), la abogacía y la política, la “defensa de los pobres” (justicia gratuita), la función de los colegios profesionales o la utilización de la toga (“todas las apariencias tienen su íntimo sentido”). Personalmente me encantó esta frase: “Hay que estudiar, hay que leer, hay que apreciar el pensamiento ajeno, que es tanto como amar la vida, ya que la discurrimos e iluminamos entre todos”. Recomiendo la lectura de este libro. A mí me ha nutrido con puntos para pensar. Y me he divertido conociendo nuevas palabras como rábula, curialete, fuste, ganapán, petimetre o tresillista…jajaja. A pesar de los años transcurridos desde su primera edición (1919), mantiene su vigencia y, quizá por eso, “El alma de la toga” es reconocida como un verdadero clásico de la literatura jurídica.

Publicado en Diario de León el 23 de agosto del 2016: http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/ser-abogado_1093723.html

miércoles, 27 de julio de 2016

A favor de la Política.

En España hay un empleado público por cada cinco personas ocupadas versus uno por cada quince en la Unión Europea, o uno por cada treinta y seis en Estados Unidos… En abril del 2010, varios economistas vinculados a UPyD publicaron “El coste del Estado Autonómico”. El estudio demostraba que, sólo gestionando todas las Comunidades Autónomas como lo hacen las tres más eficientes, podríamos ahorrarnos 24.000 millones de euros. Entonces ¿por qué tantas resistencias a aprender de las buenas prácticas de los otros? En general, se echa de menos interés en acabar con el despilfarro y las duplicidades de las administraciones públicas; y ello porque, en muchos casos, configuran la red clientelar de los partidos políticos viejos… y nuevos.

No digo que la tarea armonizadora sea una tarea sencilla pero sí que contamos con leyes para facilitarla que los pactos con los nacionalistas tienen “neutralizadas”, como, por ejemplo, el artículo 150.3 de la Constitución: “El Estado podrá dictar leyes que establezcan los principios necesarios para armonizar las disposiciones normativas de las comunidades autónomas, aun en el caso de materias atribuidas a las competencias de éstas, cuando así lo exija el interés general”.

Lo que sucede es que en la raíz de todo este desaguisado están los pactos de PSOE y PP con los nacionalistas, durante los últimos treinta y cinco años, para mantenerse en el poder. Obsesionados por conseguir un arreglo con los nacionalistas, al estilo de siempre, poniéndose de acuerdo en el precio. Así, por ejemplo, nos encontramos con el sistema fiscal privilegiado de Navarra y País Vasco. Un escandaloso ejemplo sobre el injusto reparto de la riqueza disponible entre españoles: la media de recursos no financieros por habitante de las comunidades autónomas del régimen común es de, aproximadamente, 2.800 euros mientras que la media de las del régimen foral (Navarra y País Vasco) es de 4.800 euros.

Y otro ejemplo más. ¿Un hombre, un voto? Ja-ja-ja… Tengo dudas -más que razonables- de que en España se esté cumpliendo el artículo 123 de la Constitución que proclama el derecho de todos los españoles a elegir y ser elegidos en igualdad de condiciones. La Ley Electoral vigente beneficia al nacionalismo y a los grandes partidos tradicionales, además de ejercer un efecto disuasorio para cualquier osado que pretenda fundar un partido político de ámbito nacional. Así se explica que, en las elecciones generales de diciembre del 2015, Izquierda Unida obtuviera tan solo dos escaños pese a conseguir 923.105 votos mientras que el Partido Nacionalista Vasco lograra seis diputados con un tercio de los votos (301.585).

Una democracia necesita ciudadanos que la defiendan. Menos “indignación” y más ciudadanía. Desde la política se puede contribuir a cambiar aquellas cosas del mundo que se manifiestan radicalmente dañinas para el desarrollo y la dignidad de las personas. Habrá quien me diga que no es necesario militar en un partido político para hacer política. Es verdad, pero, desde el respeto a otras opciones, quiero manifestarme a favor de la acción política a través de los partidos políticos. Ni todas las ONG del mundo juntas tienen la posibilidad de cambiar las decisiones de los organismos internacionales en las que se sientan los líderes políticos del mundo. Sí, influyen, y esto es muy importante. Pero no deciden: deciden los políticos.

Hay muchas políticas por mejorar (“reformar”). Somos campeones en fracaso escolar, no tenemos ni una sola universidad española entre las cien mejores del mundo. Nuestra electricidad, combustibles y comisiones bancarias están entre las más caras de la Unión Europea. La deuda pública española que se ha incrementado hasta cifras históricas, en los últimos años, se ha utilizado fundamentalmente para rescatar comunidades autónomas, ayuntamientos y cajas de ahorro desgobernadas y arruinadas por los de siempre. La corrupción es sistémica y ha acabado por contaminar a todas las instituciones del Estado: sin excepción. Por tanto, también son urgentes medidas de regeneración democrática para vincular más estrechamente a los representantes políticos con sus representados: sistema electoral con listas abiertas, elección directa de presidentes del Gobierno, de Comunidades Autónomas, de Alcaldes; limitación de mandatos, e introducir incompatibilidades más rigurosas entre el ejercicio de cargos públicos y negocios privados.

La base de la ciudadanía democrática es la igualdad en libertad. Luchar contra las tiranías que pisotean la democracia formal, así como contra la miseria y la ignorancia que imposibilitan la democracia material: regenerar la democracia, reivindicar el patriotismo constitucional y defender la igualdad entre españoles. Hacer política de otra manera, respetando al adversario, escuchando, dando argumentos, tratando de convencer, dando al otro la oportunidad de convencerte. El respeto al otro está en la base de la misma democracia. En fin, una política, nueva, buena, “con mayúscula”.

Publicado hoy, 27 de julio del 2016, en Diario de León: http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/favor-politica_1086704.html



lunes, 18 de julio de 2016

Un país de ancianos.

Hace unos días leí que Castilla y León pierde 64 habitantes al día, su mayor pérdida de población en décadas; y que León es la cuarta provincia de España con mayor media de edad. En esta misma línea, hace unos meses leí una noticia que llamó mi atención: en Japón, por primera vez en su historia, el año pasado, se vendieron más pañales para adultos que para bebés… En España, más temprano que tarde, viviremos una situación similar. Con nuestras actuales tasas de natalidad, dentro de medio siglo, cuatro de cada diez españoles tendrán más de 65 años. 

Algunos expertos hablan de suicidio demográfico de España. No sé si será una exageración, pero, seguro, que este nuevo escenario -la combinación de envejecimiento y descenso de la población- supondrá una nueva estructura económica. Sin duda que es una buena noticia que la esperanza de vida de los españoles supere, ya, los 80 años de edad como también sucede en otras economías desarrolladas. Vamos hacia una sociedad con cada vez más jubilados, que vivirán más, y menos personas en edad de trabajar y, muchos de éstos, con contratos a tiempo parcial y contribuciones reducidas a la Seguridad Social. Y todo esto impactará de múltiples formas a nivel económico, social y presupuestario.

Perdemos población. Los datos del Instituto Nacional de Estadística marcan una tendencia común a todo el país pero que, en León, se hace más profunda que en la media nacional. Aquí, lo vemos todos los días, cada vez perdemos más población y la que queda está envejecida porque, además de caer la natalidad, los jóvenes se tienen que ir a otros lugares en busca de oportunidades de trabajo. Hace unos meses conocíamos el dato de que, en León, casi un 30% de los municipios no registran ningún nacimiento en el año y, sin embargo, casi todos, si registran vecinos fallecidos. O que los centenarios que residen en León se han duplicado en la última década. O que la provincia ha perdido más de ochenta mil habitantes durante los últimos cuarenta años. O que somos los terceros con más conductores mayores de 74 años.



España es ya uno de los países más envejecidos del mundo. Baja natalidad y aumento de la esperanza de vida aceleran el proceso de envejecimiento de la población española. Cada año nacen menos niños y se mueren menos habitantes. La población en edad de trabajar está disminuyendo y en el futuro se reducirá todavía más. A finales del siglo XIX, la expectativa de vida media era de poco más de 50 años; hoy es de más de 80. El sueño -la ilusión- de tantas generaciones de vivir hasta los 100 años, cada vez es una posibilidad al alcance de más personas. Jubilarse ya no es como la antesala de la muerte. Afortunadamente. Es decir, un menor número de trabajadores va a tener que sostener a un mayor número de jubilados. Ante este panorama surge una pregunta “incómoda” ¿quién pagará los programas de atención a dependientes, la sanidad, el gasto farmacéutico…? 

Vamos camino de ser un país de ancianos. Es importante hacer visible un problema que sólo perciben quienes la ven día a día: la muerte lenta de sus pueblos. Uno de los problemas más graves (y quizás menos atendidos) de España. Situación que hubiera sido más grave de no ser por la contribución de los inmigrantes durante los últimos años. Pero, como consecuencia de la crisis económica, cada vez llegan y permanecen menos inmigrantes en nuestro país. Esta situación es una “bomba de tiempo” que, si no se pone remedio, acabará explotando en forma de un insostenible gasto en sanidad, en servicios sociales y en pensiones. El desequilibrio demográfico obligará a cambios drásticos en el modelo de sociedad. Estamos condenando a la inviabilidad al modelo social que nosotros hemos heredado. Recuperar el crecimiento demográfico es fundamental para mantener muchas de las prestaciones de nuestro actual modelo económico y social.

El problema de la natalidad es acuciante y su resolución poco tiene que ver con factores ideológicos o partidistas, sino con una concepción responsable del futuro. La familia no es un asunto “estrictamente” privado. La negativa de muchas familias a tener hijos hace tambalear los fundamentos de nuestro Estado del Bienestar. Por tanto, urge impulsar las políticas de apoyo a la familia con incentivos económicos y con medidas que favorezcan –realmente- la tan proclamada conciliación laboral. El derrumbe de nuestra pirámide poblacional es el derrumbe de nuestro modelo de sociedad. Aquí está la gravedad y la urgencia.

La crisis económica –y la inestabilidad social- ha retrasado y desincentivado la maternidad. Muchas mujeres la retrasan a la espera de mejores condiciones que, a veces, nunca llegan y, si llegan, es a una edad tardía para tener y educar a un hijo. Para muchas mujeres supone una tensión entre el reloj biológico y la coyuntura económica. Las buenas prácticas de algunos países como, por ejemplo, algunos del norte de Europa, señalan que se puede revertir la tendencia incidiendo sobre las condiciones que favorecen y protegen la maternidad: permisos a compartir entre ambos padres, guarderías asequibles y reducción de la jornada laboral por crianza, entre otras, son algunas de las medidas que han demostrado ser eficaces.

O los incentivos para favorecer el asentamiento de nuevos habitantes en el mundo rural. La verdad es que muchos estamos cansados de escuchar hablar de medidas que o no se concretan, o no son suficientes, o no son adecuadas o, sencillamente, “no son” porque no pasan de ser unas conclusiones de un estudio (“el papel lo aguanta todo”). En fin, urge impulsar políticas orientadas a favorecer la sostenibilidad de las cuentas públicas y el mantenimiento de los pilares de nuestro Estado del Bienestar. Tomar conciencia de este problema es una cuestión de Estado. Y cuestión de Estado quiere decir que todos los partidos políticos, sin excepción, deberían ponerse de acuerdo a la hora de fijar políticas que permitan si no atajar esta sangría poblacional, al menos, cambiar la tendencia. Por el bien de todos.

Publicado, hoy, 18 de julio del 2016 en "Diario de León": http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/pais-ancianos_1084786.html

lunes, 11 de julio de 2016

Mentiras sobre el "Brexit".

Durante los últimos meses he seguido con atención las informaciones sobre el referéndum para la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. Un asunto con implicaciones, muy relevantes, de carácter político, económico y social para España. Y de mi interés como profesor asociado de Derecho Internacional Público.

En los primeros días del mes de junio estaba convencido del triunfo de los partidarios del “Brexit” pues así nos lo venían diciendo las encuestas durante el último año: 65/35, 60/40, 55/45… El rango de la diferencia era tema de debate, pero no había sondeo que les diera la razón a los británicos partidarios de permanecer en la Unión Europea. El asesinato de la diputada socialista Jo Cox cambió las tornas y así lo confirmaron, también, las casas de apuestas que, a diferencia de los institutos demoscópicos, cuando realizan pronósticos no sólo se juegan su prestigio sino, también, su dinero.

El 23 de junio me fui a dormir pasadas las once de la noche, cuando los medios daban por hecho que Gran Bretaña permanecería en la Unión Europea, cuando Nigel Farage, líder del Partido de la Independencia, comenzaba a reconocer su derrota. A la mañana siguiente, la radio me sorprendía con la noticia que, durante la madrugada, se produjo el “sorpasso” y que el “Brexit” triunfó por 52 a 48… Desde entonces vivimos en un tsunami de opiniones habladas y escritas que, en muchas ocasiones, no es que no estén bien fundamentadas, sino que, sencillamente, son mentira.

Por ejemplo, no es cierto que este referéndum haya sido una iniciativa de “populistas”. Eso es no es verdad. El político responsable de la convocatoria de este referéndum es David Cameron, del Partido Conservador, miembro del Grupo del Partido Popular Europeo. El equivalente, en nuestro arco parlamentario, a Mariano Rajoy. Y se comprometió a convocarlo, durante la última campaña electoral, para intentar zanjar una cuestión que permanece viva en la sociedad británica, y muy especialmente entre los conservadores, desde el minuto uno de su incorporación a la Unión Europea, en 1973. Los británicos siempre han visto el proyecto político de “más Europa” como una amenaza a su sistema político, social y económico. Se incorporaron a la Comunidad Económica Europea, básicamente, por las ventajas que suponía para sus empresas, pero, en la medida en que el proyecto de unión europea de desarrollaba y concretaba en otras políticas, más allá de las económicas, el sentimiento de “euroescepticismo” volvía a reavivarse y a manifestarse en forma de protestas, vetos, reservas, y amenazas varias.  

Con el término “populismo”, a veces, se pretende etiquetar, descalificar, propuestas políticas que son razonables, aunque, eso sí, contrarias a los intereses del “establishment”. Además, en este caso, nos guste o no, el resultado cuenta con la inatacable legitimidad democrática que le otorga un 73% de participación ciudadana.

Otra. Ahora los europeístas británicos están promoviendo, en Escocia, otro referéndum pro independencia. El segundo en un año. En España, entre quienes lo aplauden y jalean se encuentran personajes que, sin ningún rubor, defienden una cosa y su contraria… Me explico. No es razonable -ni justo- desplegar un abanico de argumentos políticos, jurídicos, sociales a favor del derecho a decidir de los escoceses y, simultáneamente, negárselos a los independentistas catalanes. 

Por último. Perplejo escucho y leo las ocurrencias de una caterva de opinantes que me abruman con sus certezas sobre el día después, sobre lo que viene a partir de ahora. Mentira. Nadie lo sabe. La única previsión es el ya famoso artículo 50 del Tratado de la Unión, y poco más. La Unión Europea tiene regulado, hasta el más mínimo detalle, el procedimiento de ingreso porque, durante los últimos sesenta años sólo se han producido solicitudes de entrada, nunca, hasta ahora, de salida. Por tanto, el proceso de salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, su calendario, los próximos pasos son una incógnita, sencillamente, porque nos encontramos ante la primera vez que un país miembro decide abandonarla. Y corresponderá a sus instituciones definir el cómo y el cuándo. 


El “Brexit” desata el pánico. En España, entre otras razones, porque un tercio de los activos internacionales de nuestros bancos están en el Reino Unido. O porque, muy probablemente, tendremos que aumentar nuestra contribución al presupuesto comunitario, en unos 900 millones de euros…En general, el pánico también tiene que ver con el riesgo de contagio. Porque más allá del temor a perder su libra, yardas y grados fahrenheit, los motivos de fondo que han llevado a los británicos a votar su salida, son razones políticas, con fundamento, y perfectamente extrapolables a otros países de Europa. Más allá de simplificaciones y reduccionismos los motivos de la catástrofe tienen que ver con la pérdida del encanto inicial del proyecto para la unión europea y un cierto hartazgo con los manejos de los burócratas del sistema.

Lo que está claro es que nada volverá a ser como antes; pero, eso, necesariamente, no tiene porqué ser negativo. La Unión Europea afronta el mayor desafío de su historia. Ahora es el tiempo de las respuestas claras e ilusionantes: hoy es siempre todavía.

Publicado, hoy, 11 de julio del 2016, en "Diario de León": http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/mentiras-brexit_1083270.html

miércoles, 18 de mayo de 2016

Antonio Fontán, un liberal en la Transición.

Ahora que tan de moda está invocar el “espíritu de la Transición” recomiendo la lectura de un libro sobre uno de sus protagonistas: D. Antonio Fontán (1923-2010).

La Transición Española fue obra de personas que aspiraban a un tránsito pacífico de una dictadura a una democracia, personas con diversos orígenes políticos, ideológicos y profesionales. El catedrático de Latín, Antonio Fontán, fue una de las más importantes.

“Antonio Fontán, un liberal en la Transición” de Miguel Ángel Gozalo (Editorial Almuzara) no es una biografía convencional ni un pormenorizado y minucioso relato de la vida de aquel sevillano que ganó una cátedra de latín a los 26 años, editó y dirigió diversas publicaciones a lo largo de su vida (Nuestro Tiempo, Madrid, Nueva Revista) y fundó, junto a Joaquín Garrigues, un partido político que se sumó a la corriente liberal que alimentó un periodo decisivo de la historia de España.


Este libro trata de acercarse a lo que hizo, a esos tres aspectos, tan vigorosos, de la trayectoria de Antonio Fontán: periodismo, latín y todo lo demás. Fue uno de los seres distinguidos con el secreto de aprender permanentemente y de contar de manera clara, precisa y eficaz.

Al final de su vida pasó por la política y se convirtió en uno de los artífices de la Transición, que, como Presidente del Senado, estampó su firma, junto a la del Rey Juan Carlos I y la del Presidente de Las Cortes (D. Fernando Álvarez de Miranda, recientemente fallecido), en el ejemplar de la Constitución de 1978, que devolvía a los españoles la libertad política y los encaminaba a un futuro mejor.

Pero, antes, D. Antonio había hecho algunas otras cosas. Entre otras, ser catedrático de Universidad y periodista de extraordinaria ejecutoria, como director del inolvidado diario “Madrid”, que salió por los aires después de un cierre intempestivo que se convirtió en metáfora de las dificultades de la prensa durante el franquismo.

El autor es Miguel Ángel Gozalo, periodista que conoció a Fontán en el diario “Madrid” y con quien colaboró en posteriores emprendimientos.

Este libro es especialmente recomendable para quienes estén interesados en la Política, con mayúsculas.

sábado, 16 de abril de 2016

El expolio de Caja España.

Las cajas de ahorros más antiguas se crearon hace unos trescientos años como instituciones sin ánimo de lucro, cercanas a las personas y con una clara función y responsabilidad social. Supusieron una fuerte competencia para los bancos ya que controlaron más del 50% del mercado: durante muchos años no hubo ningún banco que fuera líder en ninguna provincia. Se vieron afectadas por los cambios impulsados por los ideólogos de la desregularización que, en Estados Unidos, lograron la derogación de la ley Glass-Steagall que desde 1930 a 1999 separó las actividades de la banca comercial y de la banca de inversiones, y limitaba su ámbito territorial de actuación. 

En España este cambio internacional de regulación coincidió con el desarrollo normativo de las Comunidades Autónomas y, a la flexibilización de su estatus jurídico, se añadió la politización de sus órganos de gobierno. A diferencia de otras crisis sufridas por el sistema financiero español, en la del 2007, la reacción fue demasiado lenta, entre otras razones, por la resistencia de las Comunidades Autónomas (¿se acuerdan de nuestro todopoderoso Villanueva…?) y por la falta de coordinación con el Banco de España.

A partir del 2010 se inicia un proceso acelerado de “transformación” con graves errores como la salida a Bolsa de entidades en estado de insolvencia, una maraña de artificios legales y contables y, siempre, un déficit de información clara a inversores, depositantes y ciudadanos. Como consecuencia de las reclamaciones de miles de damnificados hemos ido conociendo escandalosos casos de nepotismo en las contrataciones de personas, bienes y servicios que, aun siendo legales, repugnan a los principios éticos de la mayoría de los ciudadanos. Cuesta creer que nadie se diera cuenta de lo que estaba sucediendo y uno se pregunta por qué nadie protestaba o pedía cuentas... salvo que los responsables de hacerlo estuvieran logrando algo a cambio. Como muestra para ilustrar estos nuevos episodios de “Capitalismo de amiguetes” es muy recomendable la lectura de los conocidos como correos de Blesa. 

El endeudamiento provocado por este expolio hipoteca nuestro futuro y el de varias generaciones de españoles, por muchos años. Y tanta fusión y concentración, en mi opinión, supone una situación próxima al oligopolio, y un mayor riesgo sistémico. El tiempo lo dirá. Desde luego está quedando claro que la desaparición de las cajas de ahorro está suponiendo un fabuloso negocio para algunos: donde antes había más de cincuenta entidades ahora quedan unas diez. Menos comensales para un mismo -y suculento- pastel.

Quizá una de las consecuencias más injustas de la desaparición de las cajas sea el impacto negativo -desatención, incluso riesgo de exclusión del sistema bancario- que va a tener en los ciudadanos de las zonas rurales, en los pequeños empresarios, en los pensionistas, sobre todo en Castilla y León. Se acabaron las ventajas de tener -como teníamos con nuestras cajas de ahorro- un sistema financiero propio.

La común -e interesada- posición de los políticos de los grandes partidos es que las cajas de ahorros no han desaparecido, sino que se han transformado… Suma y sigue con la perversión del lenguaje. Las cajas de ahorros no tenían accionistas, no repartían dividendo, y sus beneficios (miles de millones de euros) se invertían en interés social de la comunidad a la que servían. Me cuesta creer que los dueños de los actuales bancos en que se han “transformado” las cajas de ahorros vayan a ser igual de generosos. 


Ya nos han avisado de que la “nueva situación” les obliga a reconsiderar muchos de los compromisos adquiridos que, eso, traducido del leguaje cortesano al popular, quiere decir que se acabaron los apoyos, hasta ahora conocidos, a los discapacitados, a tantas asociaciones, al deporte base, al mundo rural, a la universidad… Y, como muestra, un botón. Hace meses fue noticia -a cuatro columnas- que Bankia destinó 2 millones de euros para diversos proyectos sociales en las nueve provincias de Castilla y León. Lo que no se decía, para que los castellanos y leoneses tuviéramos un punto de comparación, es que, hasta antes del expolio, la inversión de las seis cajas de ahorro de nuestra comunidad autónoma llegó a superar los cien millones de euros anuales. 

El penúltimo episodio de esta triste historia es el anuncio del despido de 1.120 personas en Caja España, casi un tercio de la plantilla (ya disminuida considerablemente por otros recientes ajustes). Desde que la-caja-dejó-de-ser-la-caja los intereses son otros. Ahora se trata de prepararse para salir a la Bolsa. Y para vender más acciones -y a mejor precio- hay que dar a los “mercados” las señales de costumbre: que cada día tenemos más ingresos y menos gastos. Lejos quedan los fines fundacionales, el ganar dinero para mejorar la calidad de vida de los leoneses, que en cada pueblo hubiera una oficina para ofrecer un mejor servicio a nuestra gente, etc. 

En tiempos de crisis siempre se ha despedido a gente, también en Caja España: pero de otra manera, como último recurso, entre otras razones, porque quienes tomaban la decisión conocían a sus trabajadores, sabían de su situación personal y familiar, eran paisanos. Ahora quienes toman la decisión son personajes “globales” que vivirán en Málaga o en Madrid y para quienes, probablemente, su principal motivación es que se den los “números” para que así puedan lograr su bono, un bono de muchos ceros.

En fin, lo dicho, un auténtico expolio. Nos están privando -con injusticia grande- de algo que teníamos y gozábamos, nuestra caja de ahorros. Y, mientras tanto, los políticos del PP, PSOE e IU -corresponsables de esta situación- escenificando su indignación. Qué asco.

Publicado en Diario de León, ayer, viernes 15 de abril del 2016: http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/expolio-caja-espana_1061668.html

lunes, 28 de diciembre de 2015

El "efecto calzoncillo" o el lenguaje secreto de las encuestas.

En el año 1986, año en que los españoles dijeron sí al ingreso de España en la OTAN, los publicistas acuñaron la expresión “efecto calzoncillo” para designar una curiosa perversión de las encuestas (y corregir así sus correspondientes estudios de mercado): los consumidores nunca dicen la verdad sobre sus hábitos de higiene, su sexualidad o sus predilecciones políticas.

“¿Cuántas veces se cambia usted de calzoncillos?” “Todos los días”, responde con "seguridad" el españolito de a pié. 

Pues eso, en la reciente campaña electoral, volvió a funcionar el “efecto calzoncillo”. 

Los gurús de la demoscopia deberían haberlo tenido en cuenta al hacer sus previsiones. Hubo votantes (dicen) que incluso después de haber depositado sus papeletas mintieron sobre el partido elegido, en las encuestas a pié de urna o israelitas...

Pensando sobre este asunto me acordé del libro de Darrel Huff “Cómo mentir con estadísticas”.

Darrel Huff (1913-2001) fue un prolífico escritor estadounidense especializado en libro práctico que también trabajó como editor en algunas revistas. En 1954 publicó su mayor éxito, “Cómo mentir con estadísticas”, traducido a más de veinte lenguas y que se ha convertido en uno de los libros más vendidos sobre estos asuntos.

Lo he vuelto a releer y, en efecto, este libro es un manual sobre cómo se pueden utilizar las estadísticas -las encuestas- para engañar.

Lo que este libro, escrito con ingenio y humor, nos ofrece es un curso de sentido común para aprender a descubrir los ardides con que cada día pretenden engañarnos, manipulando cifras y gráficas, los medios de comunicación, los políticos, la publicidad…


Lo que aquí se nos cuenta -el lenguaje secreto de las estadísticas- aunque pueda resultar divertido conviene tomárselo en serio, porque, como nos dice el autor, “los desaprensivos ya conocen estos trucos; los hombres honrados deben aprenderlos en defensa propia”.

sábado, 26 de diciembre de 2015

Pañales para adultos.

Hace unas semanas leí una noticia que llamó mi atención: En Japón, por primera vez en su historia, el año pasado, se vendieron más pañales para adultos que para bebés… En España, más temprano que tarde, viviremos una situación similar. Con nuestras actuales tasas de natalidad, dentro de medio siglo, cuatro de cada diez españoles tendrán más de 65 años. Más datos. Durante la próxima década, casi un 30% de las casas estarán habitadas por una sola persona y otro porcentaje similar, por dos.

Algunos expertos hablan de suicidio demográfico de España. No sé si será una exageración, pero, seguro, que este nuevo escenario -la combinación de envejecimiento y descenso de la población- supondrá una nueva estructura económica. Sin duda que es una buena noticia que la esperanza de vida de los españoles supere, ya, los 80 años de edad como también sucede en otras economías desarrolladas. Vamos hacia una sociedad con cada vez más jubilados, que vivirán más, y menos personas en edad de trabajar y, muchos de éstos, con contratos a tiempo parcial y contribuciones reducidas a la Seguridad Social. Y todo esto impactará de múltiples formas a nivel económico, social y presupuestario.

Perdemos población. Los datos del Instituto Nacional de Estadística marcan una tendencia común a todo el país pero que, en León, se hace más profunda que en la media nacional. Aquí, lo vemos todos los días, cada vez perdemos más población y la que queda está envejecida porque, además de caer la natalidad, los jóvenes se tienen que ir a otros lugares en busca de oportunidades de trabajo. Hace unos meses conocíamos el dato de que, en León, casi un 30% de los municipios no registran ningún nacimiento en el año y, sin embargo, casi todos, si registran vecinos fallecidos. O que los centenarios que residen en León se han duplicado en la última década. O que la provincia ha perdido más de ochenta mil habitantes durante los últimos cuarenta años. O que somos los terceros con más conductores mayores de 74 años.


España es ya uno de los países más envejecidos del mundo. Baja natalidad y aumento de la esperanza de vida aceleran el proceso de envejecimiento de la población española. Cada año nacen menos niños y se mueren menos habitantes. La población en edad de trabajar está disminuyendo y en el futuro se reducirá todavía más. A finales del siglo XIX, la expectativa de vida media era de poco más de 50 años; hoy es de más de 80. El sueño –la ilusión- de tantas generaciones de vivir hasta los 100 años, cada vez es una posibilidad al alcance de más personas. Jubilarse ya no es como la antesala de la muerte. Afortunadamente. Es decir, un menor número de trabajadores va a tener que sostener a un mayor número de jubilados. Ante este panorama surge una pregunta “incómoda” ¿quién pagará los programas de atención a dependientes, la sanidad, el gasto farmacéutico…? 

Vamos camino de ser “un país de viejos”. Es importante hacer visible un problema que sólo perciben quienes la ven día a día: la muerte lenta de sus pueblos. Uno de los problemas más graves (y quizás menos atendidos) de España. Situación que hubiera sido más grave de no ser por la contribución de los inmigrantes durante los últimos años. Pero, como consecuencia de la crisis económica, cada vez llegan y permanecen menos inmigrantes en nuestro país. Esta situación es una “bomba de tiempo” que, si no se pone remedio, acabará explotando en forma de un insostenible gasto en sanidad, en servicios sociales y en pensiones. El desequilibrio demográfico obligará a cambios drásticos en el modelo de sociedad. Estamos condenando a la inviabilidad al modelo social que nosotros hemos heredado. Recuperar el crecimiento demográfico es fundamental para mantener muchas de las prestaciones de nuestro actual modelo económico y social.

El problema de la natalidad es acuciante y su resolución poco tiene que ver con factores ideológicos o partidistas, sino con una concepción responsable del futuro. La familia no es un asunto “estrictamente” privado. La negativa de muchas familias a tener hijos hace tambalear los fundamentos de nuestro Estado del Bienestar. Por tanto, urge impulsar las políticas de apoyo a la familia con incentivos económicos y con medidas que favorezcan –realmente- la tan proclamada conciliación laboral. El derrumbe de nuestra pirámide poblacional es el derrumbe de nuestro modelo de sociedad. Aquí está la gravedad y la urgencia.

La crisis económica –y la inestabilidad social- ha retrasado y desincentivado la maternidad. Muchas mujeres la retrasan a la espera de mejores condiciones que, a veces, nunca llegan y, si llegan, es a una edad tardía para tener y educar a un hijo. Para muchas mujeres supone una tensión entre el reloj biológico y la coyuntura económica. Las buenas prácticas de algunos países como, por ejemplo, algunos del norte de Europa, señalan que se puede revertir la tendencia incidiendo sobre las condiciones que favorecen y protegen la maternidad: permisos a compartir entre ambos padres, guarderías asequibles y reducción de la jornada laboral por crianza, entre otras, son algunas de las medidas que han demostrado ser eficaces.

O los incentivos para favorecer el asentamiento de nuevos habitantes en el mundo rural. La verdad es que muchos estamos cansados de escuchar hablar de medidas que o no se concretan, o no son suficientes, o no son adecuadas o, sencillamente, “no son” porque no pasan de ser unas conclusiones de un estudio (“el papel lo aguanta todo”). En fin, urge impulsar políticas orientadas a favorecer la sostenibilidad de las cuentas públicas y el mantenimiento de los pilares de nuestro Estado del Bienestar. Tomar conciencia de este problema es una cuestión de Estado. Y cuestión de Estado quiere decir que todos los partidos políticos, sin excepción, deberían ponerse de acuerdo a la hora de fijar políticas que permitan si no atajar esta sangría poblacional, al menos, cambiar la tendencia. Por el bien de todos.

viernes, 30 de octubre de 2015

La ilusión es más poderosa que el miedo.

Hace unas semanas estaba pensando y escribiendo sobre los primeros cien días de trabajo de Ciudadanos en las instituciones cuando se celebraron las elecciones catalanas con la agradable sorpresa del resultado de Ciudadanos y de su candidata. Este acontecimiento ha confirmado muchas de mis opiniones sobre este proyecto político y sobre el “denominador común” de algunos de sus dirigentes como Albert Rivera, Inés Arrimadas, o de Gemma Villarroel que, en mi opinión, es quien mejor representa, en León, los principios y valores de Ciudadanos.

Ciudadanos ha abierto a los desencantados del PP y del PSOE una opción digna entre la abstención y el voto con la nariz tapada. Dan respuestas convincentes a una opinión pública escéptica sobre la renovación de los partidos tradicionales, y predispuesta a escuchar con agrado los nuevos mensajes. Consiguen, con naturalidad, romper la imagen del político distante y tecnocrático, buscando la empatía con su auditorio mediante un lenguaje comprensible. Un lenguaje más fresco del que la rutina política ha terminado imponiendo. Ofrecen un perfil amable, cercano y moderno. Un modelo muy atractivo para muchos electores.


Pero ofrecen mucho más que sonreír y mostrar buenas maneras. Traen nuevos horizontes a la vida pública española. Un mensaje transversal. Reactivar y refrescar los valores constitucionales. A favor del consenso y del diálogo. Un país donde la unidad de España sea un valor. Un país donde se reforme sin romper las reglas del juego. Una superación del sentimiento de revancha rupturista que provoca cierto rechazo de las clases medias, mayoritariamente moderadas. A la mayoría de los electores les sobran las posiciones irrenunciables y los partidismos exagerados.

Saben capitalizar el descontento mayoritario no repartiendo odio, inquina o revanchismo, sino esgrimiendo esa arma poderosísima que es el sentido común. Han planteado objetivos ambiciosos y forzado a los partidos tradicionales a realizar cambios que, hasta hace poco, eran impensables. La regeneración de nuestra democracia es imprescindible para superar la crisis política, económica y social, y para devolver a los ciudadanos el control sobre la política. Y estas reformas no las van a llevar a cabo los que quieren que todo siga igual, los que han tolerado las actividades de bandas organizadas de corrupción. 

Me llama, positivamente, la atención que no ofrecen un partido político sino un proyecto para España, Cataluña, para León… Ciudadanos es sólo un instrumento jurídico adecuado para poder ser una palanca de cambio, para que las cosas mejoren. Uno de los ejes que vertebra su discurso es la democracia interna y la transparencia en la gestión de las administraciones. Ofrecen un discurso responsable capaz de generar confianzas. Un proyecto para levantar España y recuperar la confianza de los ciudadanos, sin gritar, sin mentir y sin prometer quimeras. Prometer resulta gratis sobre todo cuando no se tiene ninguna posibilidad de gobernar.

Mejorar el funcionamiento y la eficiencia de la política requiere actitudes más constructivas y favorables a la cultura del pacto. Facilitar la gobernabilidad es una muestra de responsabilidad. España no puede permitirse que no haya gobiernos estables, pero tampoco que se gobierne de la misma manera. Cuando ninguna fuerza política obtiene el suficiente número de votos los pactos no es que sean inevitables es que son deseables para lograr un funcionamiento razonable de las instituciones. Eso sí, los pactos no como trapicheo sino como una oportunidad para regenerar la democracia. La cuestión no es con quién llegas a acuerdos sino para qué. Además, permitir el gobierno de un competidor requiere de magnanimidad, y de seguridad en sí mismo. Esta magnanimidad es, precisamente, la que necesita la política española. 

En definitiva, un cambio profundo, pero sobre todo, un cambio sensato. Un proyecto para España movido por la esperanza, sin enfados, venganzas, ni acritudes: la ilusión es más poderosa que el miedo. Ciudadanos se ha consolidado como una alternativa fiable, de confianza. Sus propuestas están llenas de sentido común, al menos, durante estos primeros cien días.

Publicado hoy, viernes 30 de octubre del 2015, en Diario de León: http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/ilusion-es-mas-poderosa-miedo_1019685.html

lunes, 7 de septiembre de 2015

No es lo que parece.

Estoy leyendo “En la orilla” de Rafael Chirbes que acaba de fallecer, y dedicó buena parte de sus obras a retratar las corruptelas de nuestro tiempo. Particularmente, en esta novela, su autor refleja el desorden económico, social y político generado por la cultura del pelotazo urbanístico. Bien, pues a lo que iba: en un momento de su historia cuenta como Esteban, su personaje principal, ve la televisión mientras come un “cóctel exótico” de frutos secos que ha comprado en una gran superficie: imagina que está degustando lo mejor de América Latina, África y el Oriente y cuando comienza a leer la letra pequeña de la etiqueta, para su sorpresa, descubre que el origen de la materia prima es “diverso"; y, tras varias reflexiones, se pregunta en qué lugares habrán rebotado estos frutos secos antes de llegar al saquito de plástico… No es lo que parece.

Jóvenes muchachos, recién graduados, con ganas de hacer cosas, que dan sus primeros e inocentes pasos en el mundo de los negocios. Así se suelen presentar, y, realmente, no es eso. Bajo denominaciones como “economía colaborativa”, “star up” o “fintech” -entre otras- se esconden sustanciosos negocios de miles de millones de dólares, de compañías a nivel global, habitualmente, con domicilio fiscal en un “paraíso” (qué denominación más injusta): lo que quiere decir que eso de que “Hacienda somos todos” parece que no va con ellos. Se suelen aprovechar del vacío normativo que suele existir para este tipo de actividades. Por ejemplo, los particulares que ofrecen sus productos y servicios a través de plataformas digitales que no pagan por sus licencias fiscales, no pagan IVA ni suelen declarar los ingresos obtenidos por este tipo de operaciones. 

Es muy cuestionable que este tipo de economía sea realmente beneficiosa; me refiero para el común de los mortales, porque, para sus protagonistas, me queda claro que está siendo muuuuy beneficiosa. Y a ejemplos conocidos me remito: alquileres vacacionales, intercambio de música y películas, compartir el coche durante un viaje…Internet ha facilitado que se promocionen este tipo de plataformas que ponen en contacto a personas que ofrecen y demandan productos o servicios… a cambio de dinero. ¿Nuevos modelos de negocio? ¿Apoyo al desarrollo de nuevos e innovadores servicios con el objetivo de incrementar la transparencia y capacidad de elección y reducir los costes para los consumidores? ¿O simplemente un “negociete” más pero revestido de modernidad…? Y así también ocurre con el “crowdfunding”: una cosa es el micromecenazgo a favor de buenas causas y otra -nada que ver- el intercambio de casas, de conocimiento, de objetos usados, de servicios, todo ello, a cambio de dinero.


Y no sólo en la economía, también en otros ámbitos de la vida. Impostores, gente que finge o engaña con apariencia de verdad. Como en la novela de Javier Cercas sobre Enric Marco, un nonagenario barcelonés que se hizo pasar por superviviente de los campos nazis y que fue desenmascarado en mayo de 2005, después de presidir durante tres años la asociación española de los supervivientes, pronunciar centenares de conferencias, conceder decenas de entrevistas, recibir importantes distinciones y conmover, en algún caso hasta las lágrimas, a los parlamentarios españoles reunidos para rendir homenaje, por vez primera, a los republicanos deportados por el III Reich. El caso dió la vuelta al mundo y convirtió a Marco en el gran impostor de los últimos años.

Y también en la política. Como está sucediendo con algunos de estos jóvenes profesores universitarios, de imagen personal desaliñada, con ropa de hipermercado, como uno-de-lo-nuestros suele considerarlos mucha gente. Pero, detrás de esa imagen de inocentes jóvenes mileuristas nos estamos encontrando con asesores políticos, “de colmillo”, a nivel internacional que reciben honorarios, con muchos ceros, de fundaciones, gobiernos y televisiones por sus colaboraciones. Socios de organizaciones mercantiles con objetos sociales variopintos. Asesores monetarios del gobierno de Venezuela, o colaboradores de la televisión de Irán… Esto es más de lo mismo. Vamos que tampoco es lo que parecía, que también son casta, con otra presentación –en versión acrílica- pero casta al fin.

Publicado, hoy, lunes 7 de septiembre del 2015, en Diario de León: http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/no-es-parece_1006491.html

martes, 25 de agosto de 2015

Quejicosos.

España se queja sin pausa. Pienso que ningún país en el mundo nos iguala en el per cápita de dicho producto. Un rabioso coro de agresivos lamentos se oye los trescientos sesenta y cinco días del año durante las veinticuatro horas del día. Se quejan los empleados públicos, los mineros, los profesores, los estudiantes, los ganaderos, los artistas, los futbolistas… ¿Me falta alguien? Nuevos quejicosos (“que se queja demasiado, y la mayoría de las veces sin causa” nos recuerda el diccionario)  aparecen, cada día, haciendo difícil mantener actualizada la lista.


Los elementos psicológicos asociados a nuestra proclividad a la queja se encadenan circularmente, dando lugar al siguiente ciclo: insatisfacción malhumorada convertida en queja, queja devenida en protesta ruidosa, protesta traducida en limosneo a “papá Estado”, limosneo manifestado en movilizaciones, movilizaciones dando lugar a soluciones, soluciones causando malhumorada insatisfacción por no ser suficientes, dicha insuficiencia lleva enseguida a una nueva queja, ésta a una nueva protesta, la cual inspira una nueva exigencia que se hace carne en una nueva movilización que produce un nuevo arreglo que termina en una nueva insatisfacción que da lugar a una nueva queja que…..

Nuestra sociedad, tan rica en quejicosos, es entonces una sociedad rica en resentidos, esto es, en subordinados o empleados que no toleran serlo, pero, al mismo tiempo, son incapaces de dejar de serlo. Atrapado en esa pasividad que le impide abandonar su condición, el quejicoso medio suple su falta de energía para emprender algo por su cuenta y así mejorar su situación con un despliegue rabioso y de corto aliento para exigir que las cosas se emprendan por cuenta de terceros. “Alguien” debe financiarnos los estudios, alguien debe asegurarnos nuestros cultivos, alguien debe protegernos de la competencia, alguien debe garantizar nuestros puestos de trabajo, alguien debe subsidiar nuestros productos, y asegurar nuestro modo de vida. Ese “alguien” es el Estado, ese “alguien” somos los demás.

¿Qué sucedería si, por arte de magia, los quejicosos dedicaran la misma cantidad de energía que gastan en la queja examinando cómo salir adelante, hacer mejor su trabajo, hallar medios de colaborar con los demás, de aunar esfuerzos? Esto es, sencillamente, lo que ocurre en otras sociedades que, “casualmente” son las más prósperas. El fulano descontento con su vida y su suerte no pierde mucho tiempo en quejarse (por cierto, está muy mal visto) sino más bien busca modos de emprender algo nuevo en lo que le vaya mejor. Confía en su capacidad personal y no asume que deba ser ayudado a cada paso, como si fuera un inválido. En fin, esto es lo que hay.

lunes, 24 de agosto de 2015

La huella de Isidoro.

Cuando visité por primera vez el Panteón de Reyes de la Basílica de San Isidoro, me llamó la atención el epitafio del rey Fernando I el Magno (1016-1065):

“Aquí está enterrado Fernando Magno, rey de toda España, hijo de Sancho rey de los Pirineos y Tolosa. Trasladó a León los cuerpos santos de san Isidoro arzobispo, desde Sevilla, y de Vicente mártir, desde Ávila, y construyó esta iglesia de piedra, la que en otro tiempo era de barro. Hizo tributarios suyos, con las armas, a todos los sarracenos de España. Se apoderó de Coímbra, Lamego, Viseo y otras plazas. Se adueñó por la fuerza de los reinos de García y Vermudo. Falleció el 27 de diciembre de (la era) 1103”.

El rey Fernando I, quizá uno de los hombres más poderosos de su tiempo, quiso destacar como uno de sus logros que fue él quien trasladó a León, desde Sevilla, el cuerpo de San Isidoro.


¿Quién fue este hombre? ¿Qué hizo? ¿Cuál ha sido su legado?

Este verano, en El Escorial, adonde tuve la oportunidad de participar en un curso de verano, me encontré en una librería de libros antiguos con una biografía de “San Isidoro de Sevilla” de Ismael Quiles, editado por la Colección Austral de Espasa Calpe en 1945. Un libro muy completo: biografía, análisis de su doctrina y extractos de sus principales escritos.

Pocos hombres, pocos sabios cuenta la historia de la humanidad, a los cuales deba más la cultura integral de Occidente. Figura política, religiosa y científica de los siglos VI y VII y que tendrá una perdurable influencia a través de toda la Edad Media.

Nació en Sevilla en 556. Su familia, oriunda de Cartagena, emigra a Sevilla cuando los bizantinos, en el año 554, dominaron Cartagena. Hermano de Leandro, obispo de Sevilla, y asesor del rey Recaredo. En noviembre del año 599 muere su hermano y él, a sus 43 años, es aclamado como su sucesor.

Quizá su principal virtud fue su laboriosidad. Se cuenta que sentado junto a un pozo se puso a observar los surcos trazados en la piedra del brocal. Viendo como las gotas de agua, cayendo un día y otro día lograban hacer ese trabajo, reflexionó y comprendió como lo mismo él, a fuerza de constancia, lograría grabar en su entendimiento. Recomendaba tres o cuatro horas de estudio en verano, y cinco o seis en invierno.

Recopila, ordena y codifica los cánones y decretales dispersos en la Hispania, que será durante varios siglos el código español de Derecho Canónico. En aquel tiempo no solamente correspondían al obispo los asuntos estrictamente eclesiásticos, sino que éste era también la cabeza civil de la diócesis, por encima del gobernador, y ante su autoridad se apelaban los fallos dictados por los tribunales civiles.

Un copilador de los conocimientos de su tiempo. Un copilador enciclopédico. Sintetiza la doctrina jurídico y social cristianas. Su influencia traspasa muy pronto las fronteras hispanas para penetrar y extenderse por todo el mundo cristiano. 

”Etimologías” es su principal obra. Es el fruto de sus largos años de paciente estudio, es la síntesis admirable de todos aquellos apuntes de sus innumerables lecturas. Muchos años, más de veinte, invirtió en la composición de esta obra y nunca la creía terminada, siempre encontraba algo que añadir. Las Etimologías u Orígenes son una enciclopedia, la primera que se compuso y la que sirvió de base a las que más adelante se hicieron.

En Filosofía no es autor de ninguna teoría personal, de ningún sistema nuevo, sino que su labor fue la de elegir y coordinar los materiales que le habían llegado de la Antigüedad.

En Derecho, en cambio, tiene ideas propias. Según Isidoro el poder episcopal y el monárquico deben ayudarse mutuamente a sostener la paz y practicar la justicia y a labrar la prosperidad de los pueblos. Defiende que la monarquía ha se ser electiva y fija las condiciones de esa elección.

El libro quinto trata de las Leyes. Le llevan veintisiete capítulos que tienen el gran mérito de darnos una sistematización completa de los conocimientos de Derecho de su época. Su concepto de ley es francamente democrático para su época (siglo VII): no es ley lo que el pueblo no ha decretado. 

Trata sobre la sumisión de la potestad civil a las leyes, en contra de la tradición cesarista del Derecho Romano, la ceremonia de unción de los reyes, y la debida separación entre el caudal privado de estos y la Corona (electiva, no hereditaria).

Después de las “Etimologías” la obra más completa de Isidoro, desde el punto de vista de su doctrina, es la formada por los tres libros de las “Sentencias”. Un intento de exponer en forma ordenada las verdades de la fe y de la filosofía acerca de Dios, el hombre y el mundo.

Sus libros se copian en todos los centros de cultura de la época: en Córdoba, en Toledo, en Samos, en Silos, en Ripoll, en Cerdeña, en San Millán de la Cogolla, en Sahagún.

A Isidoro se le ha señalado como el “primer español” por tener la visión de la Península Ibérica como un pueblo con sus propias características geográficas, etnográficas y culturales. Lo que luego sería España.

domingo, 16 de agosto de 2015

"¿Dónde está mi dinero...?"

La recuperación económica ha permitido un aumento en el número de afiliados de la Seguridad Social. Actualmente hay más cotizantes que cuando el Partido Popular llegó al Gobierno, a finales del 2011; sin embargo, se recauda menos que entonces. ¿Por qué? Porque la gran mayoría de los nuevos afiliados son trabajadores a tiempo parcial que, lógicamente, pagan menos cotizaciones sociales. Si esto se mantiene en el tiempo (y parece que así va a ser) no hay que ser un Premio Nobel de Economía para concluir que las pensiones futuras serán menores.

Además, el sistema público de previsión tendrá que afrontar nuevos desafíos como el envejecimiento progresivo de la población, el aumento de la pensión media como consecuencia de que la mayoría de los nuevos jubilados han cotizado, de media, más que los actuales, o los generados por las propias decisiones del Gobierno como el recientemente anunciado complemento a las pensiones de las madres trabajadoras. En los años en que se celebran elecciones parece como si se perdiera la cordura o la racionalidad, al menos, en cuestiones de economía. Sólo así es posible entender la medida que acabo de mencionar, o que se devuelvan las pagas extras a los funcionarios, o que no se informe a cada español de su pensión estimada futura, como estaba aprobado y anunciado.

Las previsiones demográficas son las que son. Las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística muestran que el número de defunciones superarán, por primera vez, al de nacimientos a partir de este año, un fenómeno que se acentuará de forma exponencial. En los próximos quince años, España perderá un millón de habitantes y unos seis millones en los próximos cincuenta años. Si no hay cambios, en 2060, los mayores de 65 años serán el 30% de la población frente al 18% de la actualidad. Si ahora cada persona en edad de trabajar paga un cuarto de pensión, en pocos años se duplicará y pagará media pensión o, según estos datos, incluso más.

No ha sido suficiente para cambiar la tendencia ampliar el periodo exigido para calcular la cuantía de la pensión, el retraso gradual de la edad de jubilación o la desvinculación de las pensiones de la evolución de la inflación. Está por verse el impacto del recorte más profundo en las nuevas pensiones, que entrará en vigor en 2019. Entonces, la Seguridad Social, fijará la primera renta mensual del jubilado de acuerdo con la esperanza de vida de la generación del trabajador que se retira. Esta es la medida que se conoce técnicamente como el factor de sostenibilidad. Y también habrá que esperar a si, finalmente, se reforma el régimen de las pensiones no contributivas: si las cotizaciones financian sólo las pensiones contributivas –que sostienen las empresas y los trabajadores- es más fácil que la Seguridad Social tenga un balance equilibrado. Por tanto, una opinión cada vez más compartida es que estas pensiones tendrían que ser más selectivas y pagarse con impuestos, no con cotizaciones sociales.

Hasta ahora la pensión pública permite mantener un nivel de vida similar al que se tenía al trabajar. Esto ya no será posible. Es un cambio económico pero, sobre todo, sociológico y cultural, de paradigma. ¿Por qué no explicar con claridad que, ante esta realidad, si la población cada vez es menor y más envejecida el sistema actual de pensiones, basado en que los que trabajan deben pagar las pensiones de los jubilados, no funcionará en los mismos términos que hasta ahora?

Pagar las pensiones y la sanidad será el gran tema político y económico de los próximos años, considerando que, cada vez, los gastos por esos conceptos aumentan a mayor velocidad que los ingresos. Advertir es una cuestión de transparencia y de honradez y, no hacerlo, es ocultar la realidad. La información “a medias” es como en el caso de las mentiras “a medias”, que no dejan de ser mentiras; en este caso, desinformación.

Desde hace años, unos y otros, dan una información sesgada (en el mejor de los casos) y se van pasando la patata caliente. Hasta ahora esto ha sido posible porque han recurrido –y con una frecuencia cada vez más alarmante- al Fondo de Reserva de la Seguridad Social, también conocido como hucha de las pensiones, que podría agotarse, dentro del escenario más pesimista, en un plazo de sólo cinco años, en 2020. Así se desprende de un reciente estudio a partir del análisis de los registros de la Seguridad Social, el Banco de España y las proyecciones de población para el periodo 2012-2052 del Instituto Nacional de Estadística. Otro escenario más neutro sitúa el consumo total del fondo en 2024 y, el más optimista, en 2028. 

Pero cuando este Fondo se agote (que esperemos que, por el bien de todos, sea más tarde que pronto) muchos ciudadanos nos encontraremos en la dramática -e injusta- situación que tras una vida de trabajo y de puntual pago de las correspondientes cotizaciones sociales, recibiremos –si la recibimos- una pensión mucho menor de la esperada y algunos, con razón, se preguntarán “¿dónde está mi dinero?”.

Publicado en "Diario de León", hoy, domingo 16 de agosto del 2015: http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/donde-dinero_1001375.html




lunes, 8 de junio de 2015

Restituir no está pasado de moda.

El intercambio de bienes y servicios, desde las simples formas del trueque hasta los sofisticados mercados, se sostiene por el respeto a las leyes y por el cumplimiento de nuestros compromisos (habitualmente contratos).

Voluntaria o involuntariamente, todos estamos expuestos a perjudicar a los demás en su persona, en su propiedad, en sus expectativas. Y esto, en lo poco o en lo mucho, en transacciones comerciales o en las mil circunstancias de la vida ordinaria.

El restablecimiento de la equidad violada no es solamente un problema jurídico. Es una exigencia de nuestra naturaleza humana ante el mal cometido.

En la cultura occidental el tema de la restitución siempre ha sido un componente esencial de la ética que sustenta la convivencia humana. Restituir no está pasado de moda.

sábado, 16 de mayo de 2015

Elogio de la prensa escrita.

Aquellos generales romanos que atravesaban triunfantes la Via Sacra, en dirección al Capitolio, en una cuadriga con bellos caballos engalanados. Empachados de aplausos, con el enemigo subyugado, y la cabeza ceñida por una corona de laureles, aparecían arrogantes, impresionantes con sus armaduras de plata brillando bajo el impacto de los rayos del sol.

En el camino, la plebe, siempre voluble, aullaba de entusiasmo, mientras a su espalda el esclavo que sujetaba la corona de laurel le musitaba sin cesar al oído “Cave ne cadas” (cuida de no caer), no te confundas: todo poder es efímero y toda gloria pasajera. Estos hombres que hoy te veneran, mañana, pedirán tu cabeza.

Desde muy joven tengo la costumbre de guardar páginas de periódicos, noticias, artículos, reportajes, entrevistas interesantes. Dicen los que saben de esto que las tres cosas que más estrés producen en la vida son el cambio de trabajo, el divorcio y una mudanza. Pues yo, como consecuencia de lo tercero, motivado por lo primero, he estado a punto de experimentar lo segundo por mi insistencia en conservar mis miles de hojas de periódico en cada una de las once mudanzas que he sufrido en los últimos veinticinco años.


Últimamente se está produciendo una apropiación escandalosa de la figura de Adolfo Suárez, precisamente, por quienes fueron algunos de sus más implacables detractores. Hubo una época en que Adolfo Suárez era tratado como un apestado. La derecha le acusaba de traidor y la izquierda le tildaba de franquista. No deja de asombrarme cómo un político tan denostado y repudiado es visto, ahora, como una especie de santo; que le ensalcen quienes, hasta hace no tantos años, propiciaron su descrédito. Sin ninguna vergüenza los mismos que, ayer, se negaron a reconocerle –ni tan siquiera- con una calle en las ciudades en que tenían poder político para hacerlo, hoy, participan como plañideras en homenajes de todo tipo.

Se acaba de cumplir un año del asesinato de la Presidenta del Partido Popular de León y Presidenta de su Diputación, Dña. Isabel Carrasco. La mujer más poderosa -y temida por propios y extraños- de la política leonesa durante años. Dueña de vidas y haciendas. Ahora son legión quienes se autoproclaman víctimas de su mal carácter y de su mano de hierro, de su autoritarismo. Hace unos días uno de ellos dijo que la época de Isabel Carrasco tuvo sus cosas buenas y otras no tan buenas… Quien ha hecho estas declaraciones es uno de los que –en vida- la adulaba hasta la asfixia y le debe toda su carrera política. Su afirmación le define.

Otro caso singular es el del sucesor de la Sra. Carrasco al frente de la Diputación de León, D. Marcos Martínez Barazón que pasó de rey a villano a la velocidad de la luz…Muchos han perdido la vergüenza, el sentido del ridículo o piensan que los demás somos tontos. Es increíble la gente que, sin ningún tipo de rubor, hoy repite aquello de “ya lo dije yo”, “yo lo sabía pero no podía”, “nunca me gustó”… Y digo sin rubor porque, gracias a la prensa escrita, ahí están las fotos de las múltiples ocasiones en que algunos de estos “conversos” rendían pleitesía al ahora caído en desgracia.

Y para muestra, dos episodios. Unos días antes de que este señor sucumbiera (políticamente), se celebró la ceremonia institucional de la Diputación en la Feria de los Productos de León. A la entrada de la plaza de Toros hubo momentos donde la fila llegaba a la puerta grande. Para saludarle, reiterar lealtades, hacerse notar, lograr un apretón de manos y, los más afortunados, un abrazo apretado. Hay fotos, muchas fotos.

O la víspera de su púnica detención, en el besamanos previo a la comida que un grupo de notables de la zona tuvieron con él en el Hostal de San Marcos. A algunos, me consta, no les dio tiempo a enmarcar y exhibir la foto en su despacho profesional pero si de compartirlas en las redes sociales. A otros sí. Y, tan pronto, como se supo la noticia, corrieron a cambiar la foto. No hay nada tan reciclable como un portarretratos. Y nada más rápido que eliminar las fotos de las redes sociales que quedan en ese limbo cibernético que llaman “nube”, único que nos queda después de que el Papa emérito nos dijera que ya no existe el de siempre.

Y, en ese limbo, amparado en el derecho al olvido, uno encuentra con dificultad. Pero, afortunadamente, del Diario de León no pueden eliminarse las páginas de sus miles de ejemplares, con fotos tan claras, tan expresivas, tan elocuentes sobre quién-es-quién y, sobre todo, con quién está uno o, perdón, mejor dicho, estaba… Por todo ello hago un reconocimiento a la prensa escrita y, muy especialmente, a Diario de León, como baluarte de la verdadera memoria. 

Publicado en Diario de León, hoy, 16 de mayo del 2015: http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/elogio-prensa-escrita_979277.html