@MendozayDiaz

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viernes, 8 de mayo de 2015

Premio Abogados de Novela.

El Premio Abogados de Novela se convoca, cada año, por el Consejo General de la Abogacía Española, la Mutualidad de la Abogacía y Ediciones Martínez Roca, del Grupo Planeta, con la intención de premiar una novela que ayude al lector a profundizar en los conocimientos del mundo de la abogacía y sus ámbitos de actuación, valores, proyección y la trascendencia social de su función.

El primer libro, distinguido por este galardón, que leí fue “El jurado número 10”, de Reyes Calderón, que recibió el reconocimiento en el año 2013. Recuerdo que se trataba de una novela interesante, amena y especialmente divertida (creo que ayuda que los personajes y el entorno sean locales); y, en este caso, también divulgativa pues da a conocer cómo funciona el jurado en nuestro sistema judicial.


Un reciente tuit de Juan Pedro Cosano (@juanpedrocosano), anunciando la publicación de “Llamé al cielo y no me oyó” me recordó que tenía pendiente escribir la reseña sobre “El abogado de pobres” su novela ganadora del Premio Abogados de Novela 2014.


Ambientada en Jerez de la Frontera a mediados del siglo XVIII, su protagonista es un abogado de pobres que tiene que enfrentarse a varios casos de corrupción, robo y falsificaciones, abusos de poder y manipulación de la Justicia. En el más importante de ellos, estarán implicados algunos de los personajes más importantes de la ciudad. Hoy como ayer, tan real como la vida misma.

La figura del “abogado de pobres” es una figura que desaparece a finales del siglo XVIII en la medida que, en las grandes ciudades, se van creando los Colegios de Abogados que se encargan de defender gratuitamente a los pobres y desamparados, designando de entre sus colegiados a quienes, por turno, deberán de hacerse cargo de la defensa de esas personas sin posibles.

Viajando a través de esta historia a los entresijos del sistema judicial de esa época concluí que la administración de justicia no ha cambiado tanto desde entonces. Ahora quizá es más profesional y, por supuesto, más garantista, pero, sin embargo, es mucho más lenta. En el siglo XVIII era impensable que un juicio criminal se celebrara, por ejemplo, dos o tres años después de ocurridos los hechos.

Juan Pedro Cosano, abogado gaditano, personifica en Pedro de Alemán, el protagonista de su relato ganador, los rasgos de un jurista, adalid de la cultura y de los valores humanos. Excelente novela, muy recomendable.

Asimismo la novela ganadora del VI Premio Abogados de Novela, “La mediadora” de Jesús Sánchez Adalid, que leí durante el pasado fin de semana, largo.


La mediación como medio alternativo de solución de conflictos está de moda. Aunque, en mi opinión, es más antigua que el hilo negro… La Abogacía es una profesión pionera en la mediación como herramienta para alcanzar el consenso entre partes en conflicto ya que los abogados, mayoritariamente, llevamos siglos promoviendo la cultura del acuerdo. 

En este proceso también pueden intervenir (y, de hecho, intervienen) profesionales de otras disciplinas lo que, en ocasiones, está dando lugar a llamativos y extravagantes casos de intrusismo profesional avalados por un más que cuestionable respaldo legal. 

Bien, pero esto no lo dice la novela sino que son algunas de mis opiniones personales sobre el tema que quiero expresar aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que soy el editor de mi propio blog.

Por su actualidad, “La mediadora” es una novela de realismo social. En España, la mediación y, en particular, la mediación familiar como método alternativo de resolución de conflictos, es relativamente reciente. 

Tiene la ventaja de que puede utilizar un mismo abogado y procurador, lo cual abarata los costes del proceso, disminuye la duración del procedimiento y, lo más relevante, elimina la figura del adversario repercutiendo de forma beneficiosa sobre la pareja y, en su caso, también sobre sus hijos, evitando situaciones de estrés y de ansiedad muy comunes en este tipo de conflictos.

En fin, tres interesantes novelas que recomiendo porque contribuyen a divulgar la profesión y a promover valores humanos a través de personas corrientes que podríamos encontrar en cualquiera de nuestros despachos. 

Por todo ello y porque, para mí, ha supuesto una oportunidad para disfrutar con la lectura de buenas novelas, quiero agradecer al Consejo General de la Abogacía Española, a la Mutualidad de la Abogacía y a Ediciones Martínez Roca por el Premio Abogados de Novela.

martes, 5 de mayo de 2015

La transparencia no es postureo.

La degeneración de nuestra democracia se ha producido, básicamente, por falta de transparencia. En nuestro país tenemos un deficiente sistema de transparencia que ha favorecido la corrupción.

Ejemplos recientes. Hace unos meses, el PSOE denunció el pago de más de 745.000 euros, entre enero y septiembre del 2014, en “bufandas” (gratificaciones) para determinados empleados públicos autonómicos que ocupan puestos de confianza como conductores y secretarias. El portavoz de la Junta y Consejero de Presidencia las defendió porque estos empleados, dijo, tienen una disposición mayor, casi sin horarios y con fines de semana incluidos. ¿Por qué no se actúa con transparencia?: La legislación vigente prevé fórmulas para remunerar este tipo de trabajos. Por ejemplo, uno muy sencillo, sería pagar las correspondientes horas extras. 

Otro. Todavía no se vislumbra una solución en el conflicto de las ocho autopistas en riesgo de quiebra. De una u otra forma la nacionalización de sus pérdidas llegará. Bien por una decisión política que supongo que el Gobierno está revisando por impopular y escandalosa, bien porque se activen una de las garantías contractuales, la Responsabilidad Patrimonial de la Administración que puede ascender -para el Estado, es decir, para todos- a una cantidad superior a los 5.000 millones de euros. Estamos ante un ejemplo más de mala administración y supervisión que -también- tiene su origen en el agujero negro de la burbuja inmobiliaria. Es destacable el cinismo de los habituales defensores de la economía de mercado, del control del déficit público que, en este caso, no tienen ningún tipo de escrúpulos en solicitar la intervención del Estado y su responsabilidad ante los miles de millones de pérdidas. El viejo discurso de privatizar las ganancias y nacionalizar las pérdidas de nuestro “capitalismo de amiguetes”.

Y otro. Lo de Bárcenas es un pozo sin fondo… Ahora se pierden unos papeles, ahora le dan permiso para irse a esquiar. Se ha escrito mucho sobre todos estos episodios y todavía más sobre quiénes recibieron sus sobres y cuánto dinero contenían. De lo que se habla poco y escribe menos es de quién facilitaba el dinero que se introducía en los sobres y a cambio de qué: trans-pa-ren-cia.

Se reducirá la corrupción si reducimos la discrecionalidad del poder. Y en este proceso la transparencia es clave. Durante años, tanto los Gobiernos del PSOE como los del PP, han ido eliminando normas desarrolladas por el Derecho Administrativo para proteger el interés general y dificultar la actividad de políticos sin escrúpulos. Y, en ocasiones, el argumento para acabar con ellas ha sido que se trataba de “leyes franquistas”, o que no hay más y mejor control que el de las urnas…

Y, ojo, porque más transparencia no es más burocracia. Vayamos a hacer un pan con unas tortas… La razón de ser de las comunidades autónomas, se decía, era acercar el gobierno al ciudadano y librarse de los males de un centralismo excesivo y lejano. Pero, en muchos casos, la situación actual está suponiendo un “centralismo autonómico” con una alta concentración de poder y escasas posibilidades de fiscalización.

Sin transparencia no hay democracia. Lo que nos está pasando, en España, es por falta de transparencia. Ser transparente no es publicar datos. Y no se es más transparente por publicar más datos. No es un tema de cantidad sino de calidad, de formas de hacer, de políticas. España necesita un cambio de políticas. Y no nos engañemos: no es sólo un cambio de caras. Eso sería maquillaje, postureo: intento de parecer algo que no se es. 


Más allá de que se puedan (y deban) aplicar medidas técnicas y políticas, la superación de esta situación se logrará gracias a decisiones esencialmente éticas. La credibilidad ha pasado a ser uno de los aspectos fundamentales de la relación del individuo con la sociedad. Se trata, en definitiva, de la confianza que tiene el ser humano en sus semejantes e instituciones con quienes se relaciona. No se trata del aspecto formal de estas relaciones, que pueden estar reguladas por leyes o por acuerdos privados entre las partes, sino de la convicción íntima de las personas que sus derechos serán respetados y que los compromisos adquiridos se van a cumplir. La importancia de la credibilidad es mucha. 

Casi siempre que hablamos de transparencia nos referimos a asuntos actuales de carácter político o económico, o a la falta de transparencia de los otros… Rara vez a nuestras actividades cotidianas. Ser transparente es ser una persona en quien se pueda confiar. Luchar por vivir sin dobleces, sin justificar nuestras acciones cuando sean malas. Al pan, pan, al vino, vino… Ésta es la transparencia de todos los días, la cotidiana, la que debemos cuidar prioritariamente porque con nuestras pequeñas acciones contribuimos -o no- a generar una cultura de confianza, de respeto a los demás.

Publicado en Diario de León, hoy, 5 de mayo del 2015: http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/transparencia-no-es-postureo_976467.html

sábado, 2 de mayo de 2015

Los Últimos Premios Nadal.

Gracias a los Premios Nadal he disfrutado con la lectura de buenas novelas y, a lo largo de los años, he conocido nuevos escritores. Miguel Delibes, Ramiro Pinilla, Juan Pedro Aparicio, Lorenzo Silva o Andrés Trapiello.

El Premio Nadal tiene la magia de entregarse, cada año, la Noche de Reyes. Dicen que es el premio más antiguo de los que se conceden en España; y que nació como homenaje de la revista Destino de Barcelona a su redactor jefe, Eugenio Nadal, que falleció, joven, en el año de 1944.

El año pasado la novela ganadora fue “La vida era eso” de Carmen Amoraga. Cuenta el duelo, el desgarro emocional, que vive Giuliana cuando su marido, William, un hombre joven, muere por un cáncer fulminante. Una historia dura, dolorosa.


La utilización de Facebook como recurso narrativo le da un cierto aire de actualidad social, “de modernidad”. El drama que vive Giuliana, a veces, se suaviza con comentarios espontáneos, cotidianos, simpáticos, que se agradecen. La nacionalidad argentina de sus protagonistas me envolvió.....

Esta novela puede facilitar horizontes de esperanza para quienes han perdido a su pareja. Me hizo llorar, y reír. Me ayudó a reflexionar, a enfocar la enfermedad y su laberinto emocional. Con un estilo que me enganchó, hasta el final.

Y acabo de leer “Cabaret Biarritz”, de José C. Vales, la novela ganadora del Premio Nadal 2015. Una gran novela, empezando por la originalidad de su estructura. Una obra, en cierto modo, erudita, en línea con la trayectoria profesional de su autor. 


El título no me gustó. Me decidí a leerla, después de ojearla y pensarlo, porque me venció la nostalgia de Biarritz, una ciudad que he tenido la suerte de conocer bien, una de mis favoritas.

Es mucho más que una novela de misterio y, también, en cierto modo, histórica. Sabe mantener el suspense mientras se suceden las entrevistas del ficticio escritor a los personajes. Erudita. Divertida. Bien escrita. Recomendable.

lunes, 27 de abril de 2015

UPyD y Ciudadanos: es más lo que nos une.

Desde su fundación, Unión Progreso y Democracia ha promovido iniciativas políticas muy valiosas: la denuncia de corrupción en las cajas de ahorros, los aforamientos, la transparencia como principio de la acción política. Sin embargo, la obstinación del “todavía” Consejo de Dirección en no buscar puntos de encuentro con Ciudadanos les está llevando al aislamiento y, muy pronto, al ostracismo.

El acuerdo de UPyD y Ciudadanos podría situar a la “tercera vía” como alternativa seria al bipartidismo y ayudar a la gobernabilidad desde la moderación, haciendo prescindibles a los partidos nacionalistas, que en demasiadas ocasiones han jugado ese papel mirando sólo por sus intereses y con deslealtad al conjunto de España. En definitiva: el cambio sensato. 



Contribuir, más que a un partido, a un proyecto para España, como le gusta decir a Albert Rivera. Donde la unidad y el patriotismo sean un valor como en Estados Unidos o en Francia. Un país que cuide a las familias y a las personas, especialmente a las más débiles. Donde se pacte el sistema educativo. Un país que no dirija la vida de sus ciudadanos sino que respete -y garantice- su libertad. Donde se reforme sin romper las reglas del juego. Una España donde se propongan cosas y no sólo se proteste y se grite.

Es el momento de la generosidad, y de la inteligencia. Enrocarse en actitudes arrogantes, irracionales y suicidas es una irresponsabilidad histórica ya que impedirán la suma exponencial de votos en las próximas elecciones municipales y autonómicas, y una injusticia porque van a permitir que miles de personas, muy valiosas, se pierdan quedando fuera de las instituciones.

Hace un mes que me dí de baja en UPyD para unirme a Ciudadanos. En UPyD tuve el honor de ser miembro del equipo de trabajo que elaboró el programa autonómico de economía y ordenación del territorio, coordinador del programa a la Alcaldía de León y representante ante la Junta Electoral Provincial.

Es mucho más lo que nos une que lo que nos separa: una reforma del sistema de partidos con el establecimiento de primarias obligatorias, una reforma de la ley electoral, racionalización de la Administración Pública, acabar con las duplicidades eliminando, por ejemplo, las diputaciones provinciales, etc.

Por último, valoro -muy especialmente- haberme encontrado con ciudadanos entusiasmados, con ideas y con ganas de trabajar por ellas. Para ser sólido intelectual o políticamente no hace falta ir por la vida con “cara de vinagre”. La simpatía es un valor, también en política.

Los partidos políticos son instrumentos al servicio de las ideas, lo realmente importante. Hacer de un partido un fin en sí mismo es una necedad; y, de sus dirigentes, sectarismo.

jueves, 23 de abril de 2015

"Al Sur de Granada".

Gerald Brenan llegó al pueblecito alpujarreño de Yegen en 1920, con 26 años. Y allí vivió hasta 1934, fascinado por la sencilla espontaneidad de sus gentes, su lenguaje y sus costumbres. 

Al tiempo que se documentaba fue anotando minuciosamente cuanto veía, oía y vivía. El resultado es este libro -“Al Sur de Granada”-  mucho más que una monografía para aficionados a la etnografía.


La Alpujarra, una tierra como la que cantó Horacio, donde la primavera es larga y donde Júpiter otorga tibios inviernos. Su situación era tan remota que hasta que no se construyó la actual carretera el viaje desde Granada duraba dos días. En esa época, además, ninguna de las carreteras existentes en la región estaban pavimentadas. Su construcción trajo el progreso pero puso fin a la vida autóctona de los pueblos.

Yegen, a unos cien kilómetros de Almería, cuyo punto costero más cercano es Adra, conserva un estilo de casas muy similares a las que se encuentran en algunas zonas del Atlas marroquí. Caminando por sus parajes siempre te acompaña el susurro del agua. Un lugar donde la vida es sencilla y más sana y sensata que en las ciudades.

Brenan poseía el don de la observación. Y lo demuestra en sus apreciaciones personales sobre las gentes, y en sus descripciones costumbristas sobre un mundo en el que lo humano parece gozar de prioridad sobre todo lo demás. 

Unas páginas que son una delicia. Y, además, hacen pensar.


sábado, 18 de abril de 2015

La necesaria (imprescindible) regeneración.

Hace unas semanas hubo una polémica por la inauguración de la nueva sede del Banco Central Europeo. Dicen que con lo que ha costado se podría erradicar el hambre infantil en todos los países del sur de Europa. No me parece ni ético ni estético que en una época de recortes y “austeridades” las autoridades se gasten cientos de millones en un edificio. Otro más. Como en tiempos del faraón. El uso alternativo de ese dinero es enorme. Hace tiempo que llegué a la conclusión de que hay dinero sólo para lo que les interesa, a-los-de-siempre (“establishment”).

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He pasado unos agradables días, en Cantabria, a pesar de la lluvia y el viento; o gracias a ellos, pues es lo que toca en esta época del año. ¿O quizá sería por la compañía…?

Uno de los días desayuné con la noticia de que, al menos, seis imputados repetirán como cabezas de lista en las elecciones municipales de esta comunidad autónoma. Cuatro del PSOE y dos del PRC, el partido del ínclito Revilla. 

Están siendo “investigados” por delitos de malversación de caudales públicos, prevaricación y otros, por lo de siempre: desmanes urbanísticos, aprobar planes de urbanización en suelos no programados, concesiones de licencias que no reúnen los requisitos exigidos por la ley, y un absurdo y preocupante etcétera. 

Cada vez me preocupa más la corrupción y veo más urgente la necesaria (imprescindible) regeneración. Pero después de los resultados de las elecciones andaluzas mejor no hablar. Por el momento.

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Durante los últimos años se han destinado miles de millones de euros de los impuestos aportados por los españoles a políticas de formación y, en particular, a los cursos para desempleados. 

Asistimos a otro escándalo provocado por la noticia de que, nuevamente, nos encontramos con un fraude en la asignación de una parte de esos cursos que, en vez de destinarse a apoyar a las personas desempleadas para que encuentren un trabajo, terminan en los bolsillos de algunos sindicatos y organizaciones de empresarios.

Una reforma de la formación debe procurar transparencia y una incidencia real y práctica –medible, evaluable, controlable y útil- en los desempleados.

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Dimitió el ministro de Infraestructuras y Transportes de Italia porque se ha sabido que su hijo, ingeniero recién graduado, “ha encontrado” trabajo en las empresas del constructor más beneficiado por las adjudicaciones del Ministerio que dirige su papá….. “Causalidades” (que no casualidades) de la vida.

Lo chusco de este caso es que el Ministro había exigido “rigor ético” a sus colaboradores a través de una circular en la que les prohibía admitir, para sí mismos o para otros, regalos con un valor superior a 150 euros… "Haz lo que yo te diga pero no lo que yo haga".

El escándalo todavía no acaba porque se ha conocido que el constructor también le regaló al hijo del “ministro benefactor” un reloj Rolex valorado en unos 10.000 euros y que otro empresario pagaba sus trajes y los de su hijo… Dejà vu.

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domingo, 5 de abril de 2015

La responsabilidad de dirigir personas.

Gracias a mis amigos del Instituto de Empresa y Humanismo de la Universidad de Navarra he tenido la oportunidad de dialogar con los alumnos del Máster en Gobierno y Cultura de las Organizaciones y con los participantes en la conferencia del Foro Alavés de Empresa y Humanismo.


En ambos casos, una vez más, he tenido la suerte de aprender dialogando con personas interesantes. En cierto modo, las personas somos lo que leemos y lo que escuchamos. Lecturas y conversaciones son nuestros principales nutrientes.

Por tanto, si leemos buenos libros y procuramos tener buenas conversaciones el resultado será una cabeza "bien amueblada". Hay otras combinaciones posibles pero la más peligrosa es cuando leemos basura y escuchamos basura, porque el resultado será una cabeza llena de... basura. Con todas las consecuencias que ello tiene en nuestra vida y, también (conviene no olvidarlo), en las vidas de las personas con quienes convivimos.

Aprovechar el tiempo y elegir -con criterio- nuestros libros e interlocutores es esencial para una vida lograda.

Necesitamos personas dispuestas a ayudar a otras personas a llenar de contenido su trabajo, a entender la utilidad y finalidad de su labor, a colaborar con los demás y a sumar esfuerzos.

El liderazgo no se asume, se consigue. Se lo exigen a quien tiene la responsabilidad de dirigir sus propios colaboradores. Claro que, para ello, es necesario que el directivo forme parte natural del grupo humano que dirige, sea uno más... Uno más que orienta, orienta y orienta...En realidad, un directivo no debería hacer otra cosa que pasarse el día hablando con sus colaboradores. 

¿Qué la organización es muy grande? Pues tendrá que viajar mucho y beber mucha agua, porque la necesitará para seguir hablando, orientando. Sólo así podrá tomar el pulso al día a día del entorno que dirige y adelantarse al cambio. 

El futuro no está, se hace. Y lo hacemos las personas.

Aunque suene a tópico, los colaboradores son la inversión más valiosa de la organización. Son los únicos cuyo techo en valor añadido es, cuando menos, desconocido; claro que también son los más costosos, los más delicados y los más difíciles de rentabilizar...porque hay que hablar con ellos. 

Y algunos directivos están tan preocupados por mandar y tienen tan poca competencia que se han olvidado de hablar, de dirigir a sus colaboradores.

Nos gustan las casas grandes, las empresas grandes, los sueldos... grandes. Bueno, y no sólo en cuestiones materiales: también nos gusta pensar en grande y ser grandes personas.

En la administración de organizaciones, también. Las estrategias han de ser "grandes". En los seminarios de moda se utilizan casos de empresas grandes. Se nos presentan los modelos estereotipados de las grandes empresas multinacionales. Supone un gran esfuerzo adaptarlos a nuestra realidad, evidentemente, más pequeña...

Caballo grande, ande o no ande... La consigna es crecer y crecer, bajo el supuesto amparo de las economías de escala y de la sinergia de las fusiones. A veces, en la búsqueda de lo grande se ignoran las cosas pequeñas que suelen ser el camino prudente, la mejor vía, para alcanzar los grandes logros.

En ocasiones, nos inventamos atajos creativos para soslayar ciertos "detalles"... Nos saltamos principios, experiencia documentada y, a base de grandes zancadas, tropezones y pisotones, pretendemos llegar a-no-se-sabe-bien-dónde pero dejando una estela oscura de malas prácticas.

Olvidamos las pequeñas estrategias, el valor de la comunicación directa, franca y oportuna, del trato humano, del respeto mutuo, de la responsabilidad, del sentido de equipo. Nos apoyamos, demasiado, en la tecnología y cada vez menos en el potencial de una buena conversación, de la emoción, de los sentimientos de nuestros colaboradores.

Las tecnologías de la información nos están abriendo de par en par el mundo de las comunicaciones, nos están llevando a situaciones técnicamente ilimitadas; pero no nos ofrecen más que el soporte. La comunicación en sí queda en nuestra mano. Y hasta que no se demuestre lo contrario, para comunicarse es mejor hablar.